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Diana Molineaux

Greenspan

Aunque muchos se declaran sorprendidos, no es realmente de extrañar que la figura de Alan Greenspan despierte suficiente interés como para escribir -y sobre todo esperar vender- una biografía. El presidente del Banco Central norteamericano es objeto de veneración, pero sus adoradores necesitan ayuda para entenderlo y quizá la biografía les resulte útil.

Los millones de personas que han amasado fortunas bajo el control monetario de Greenspan incluso le perdonan su lenguaje incomprensible y lo califican de "maestro de la ofuscación", título que se ha ganado con sus frases tipo oráculo cuando informa al Congreso.

Su vida personal no ha mantenido la oscuridad que tantos esperan de un gris presidente del banco central. A la tierna edad de 71 años contrajo matrimonio con la periodista de la televisión NBC Andrea Mitchell quien, curiosamente, tiene el mismo nombre de su primera esposa, la canadiense Joan Mitchell, de quien se divorció hace ya muchas décadas tras un fugaz matrimonio de tan solo 10 meses. Su afición por las periodistas quizá explique el buen trato que le da la prensa. Entre sus múltiples novias está la famosa estrella de televisión ABC, Bárbara Walters.

Que Greenspan se encuentre tan bien digiriendo estadísticas como entre bailes y orquestas, es consecuencia de sus aspiraciones musicales, con suficiente talento como para asistir a la prestigiosa escuela Julliard, donde aprendió a tocar el saxofón, el clarinete y la flauta, con los que se ganó la vida en clubs de jazz, vestido con una chaqueta amarillo canario. Pero el interés económico también fue precoz, de niño sacaba propinas de su tío cantándole la tonadilla famosa en la Depresión ¿Puedes darme calderilla, hermano?

Y, a los 9 años, se leyó "La próxima recuperación" escrito por el asesor económico Herbert Greenspan, el padre a quien apenas veía desde su divorcio cuatro años antes.

Su credo económico se cimentó después, en el grupo de los "objetivistas" fundado por la autora Ayn Rand, quien lo convenció de la superioridad moral del capitalismo que ha defendido desde su entrada en las finanzas públicas con el presidente Gerald Ford. Es la misma creencia que anima sus tesis económicas que aprueban tanto demócratas como republicanos. Los demócratas cuando dice que es mejor pagar el déficit que rebajar impuestos pero, y ahí lo aplauden los republicanos, es mejor reducir los impuestos que aumentar el gasto público.

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