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Diana Molineaux

Al Gore: tercera edición

En el tercero y último debate presidencial de la campaña electoral, los norteamericanos han tenido ocasión de conocer una tercera versión del candidato demócrata Al Gore, que ha conseguido encontrar un punto medio entre la virulencia del primer debate y la mansedumbre del segundo, pero tampoco en esta ocasión ha podido ridiculizar a su rival republicano.

Gore ha tenido el mejor de los debates y Bush seguramente el peor, pues podría ser que las pantallas de televisión aíslen un momento peligroso para el candidato republicano, quien se negó a responder a las preguntas insistentes de Gore acerca de las preferencias raciales. Aunque Bush simplemente insistió en hacer cumplir las normas del debate que Gore rompió, repetidamente, el electorado se quedará con la imagen de un Bush que no contesta.

Este tercer encuentro dejó otra vez de manifiesto las diferencias en
las posiciones y personalidades de ambos candidatos. Bush prometió de nuevo más iniciativa individual y una gestión práctica por encima de las ideologías. Gore insistió en la redistribución de riqueza y los slogans populistas lo que recibió el natural aplauso de académicos y comentaristas, en su mayoría liberales.

También fue evidente el divorcio entre los "expertos" y el público en general: los primeros consideran que Gore aplastó a su adversario, pero las encuestas los dejaban igualados, con una pequeña ventaja para Gore. Si el resultado definitivo no es un empate, los sondeos lo reflejarán dentro de 3 días.

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