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Leyendo el otro día acerca de las veinte mil representaciones de "la ratonera" en un teatro de Londres, llegué a la conclusión de que el fútbol hiperprofesional se ha convertido justamente en eso, en una ratonera sin salida. Cuando Javier Gómez Navarro (por aquel entonces secretario de Estado para el Deporte con el PSOE) se sacó de la manga la ley de Sociedades Anónimas Deportivas con el único fin de frenar la hemorragia que suponían para el erario público los directivos manirrotos, todos pensamos que los consejos de administración dotarían de cierta sensatez al desenfrenado planeta del fútbol. "Ahora que juegan con su dinero volverá la sensatez". Nada más lejos de la realidad. Los consejeros de las S.A. futbolísticas se han mostrado como los tiburones más despiadados que pueda haber, los más sanguinarios y también los más fríos.

En este sentido Pedro Cortés es "rara avis" dentro de este circo, sin duda un extravagante, un bohemio. Supo sostener en su día a Héctor Cúper cuando pintaban bastos para el Valencia tras la fuga de Claudio Ranieri, y su tenacidad le brindó más tarde (y aún hoy le está brindando) el fruto a su perseverancia. Tras una amarga transición que implicó al club incluso en un descenso a Segunda División, y después de la penosa experiencia que supuso la presidencia de Paco Roig, uno de los históricos de la Liga española encontró el rumbo correcto.

Que este fútbol nuestro es una ratonera lo demuestra el hecho de que ahora arrecien otra vez las críticas contra Héctor Cúper. Aún no han surgido los pintores anónimos que manchaban por la noche Mestalla con originales "¡Cúper vete ya!", pero acabarán saliendo de nuevo. Y cuando lo hagan, Pedro Cortés tendrá que demostrar de nuevo el pulso firme que ha caracterizado hasta el momento su presidencia.

En tan sólo tres temporadas el técnico argentino ha demostrado que es un valor sólido, y sin embargo no valen para nada ni su trabajo con el Mallorca ni sus éxitos en el Valencia. Y eso que su actual club es un caso inédito tanto por la personalidad de su presidente como por el carácter templado de su entrenador. Hace bien poco Vicente del Bosque comentaba que en el Real Madrid sería imposible la existencia de una figura como la de sir Alex Fergusson. Es cierto; tan real como que en España sería inimaginable que una obra de teatro alcanzara las veinte mil representaciones. Y es que en la City lo ven todo a su manera: la forma de conducir, el euro e incluso a Agatha Christie. Y desde luego el fútbol.

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