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Federico Jiménez Losantos

7. El purgatorio ideológico español

En una serie de siete artículos, el editor de Libertad Digital analiza elPacto por las libertades y contra el terrorismofirmado por el PP y el PSOE, respaldado ya por muchas fuerzas políticas o sociales y extraordinariamente bien acogido por la opinión pública, pero también esquinada y rabiosamente combatido por una parte de la izquierda y todo el nacionalismo. Del futuro del Pacto depende buena parte del futuro de España.

y 7. Abrir una etapa política nacional, clausurar el purgatorio ideológico español

Si el pacto por las libertades y contra el terrorismo desarrolla toda su potencialidad y culmina los dos procesos paralelos de renovación en las dos grandes fuerzas españolas, podrá decirse que termina un ciclo político marcado por la salida de la Dictadura y la construcción de un Estado democrático integrado en Europa. Pero también que acaba una etapa siniestra en el terreno de las ideas y de los valores, una larga época en la que la evolución política ha implantado la censura en muchos niveles y la impostura en casi todos.

El gran tabú desde la muerte de Franco ha sido España, la nación y hasta el nombre de la nación, concediéndole los sedicentes demócratas al finado dictador el raro privilegio de sepultar con él lo que más decía querer y más proclamaba defender. La traición a la idea nacional española, con todo lo que eso supone de abandono de una tradición, condena de una solidaridad social y estigmatización de una legitimidad que es infinitamente anterior a Franco pero que pudo perecer con él si hubiese prosperado el empeño de sepultar a la vez el régimen, el Estado y la idea nacional, es el hecho más relevante de estos últimos veinticinco años. Y habrá sido el terrorismo, con su lucha salvaje al mismo tiempo contra España y contra sus libertades constitucionales lo que involuntariamente habrá hecho más por su recuperación.

No obstante, los dos grandes partidos deben todavía inaugurar una época de verdadera lucha en el terreno de las ideas, de los valores y de la cultura en su más noble y profundo sentido para terminar con el purgatorio ideológico que viene padeciendo la noción misma de España y todo lo que conlleva no sólo en la política sino en el terreno de la Historia, de la Lengua y de las Artes. Y como la censura de lo español ha sido una censura contra la libertad individual y contra los sentimientos particulares de buena parte de la sociedad, los dos partidos llamados a turnarse en el Gobierno de la Nación deberían también abrir o permitir que se abra una nueva época en la que libertad y responsabilidad aparezcan como sinónimos, que es lo que son o lo que deben ser según el liberalismo que defendemos y que esperamos tenga en España el lugar que merece.

Si el pacto por las libertades y contra el terrorismo sale adelante, nos gustaría poder decir que hemos contribuido en nuestra modesta escala personal y profesional a su triunfo. Y si no triunfara, seguiríamos creyendo que es preciso volver a intentarlo.

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