La espontánea inclinación que sienten los niños por la poesía es, quizás, una prueba más de la amplitud de posibilidades con que llegamos a este mundo y de cómo la enseñanza no sólo deja sin desarrollar sino que a veces sepulta para siempre. Rimas, versos encadenados, juegos poéticos, historias versificadas... son una fuente de disfrute para el oído infantil aún sin contaminar demasiado y con una capacidad para retener versos y crear otros nuevos realmente sorprendente.
Ana Pelegrín conoce perfectamente todas estas posibilidades. Sus estudios de poesía tradicional la convierten en la investigadora más seria y rigurosa de este campo en nuestro país. Las excelentes antologías que ha publicado recientemente –Poesía española para niños, Poesía española para jóvenes y Antología poética. Raíz de amor, todas en Alfaguara– son tan sólo un reflejo de sus amplios conocimientos. En esta ocasión su objetivo ha sido, según afirma en el prólogo, “tejer una trama, traer emoción y desenfado, para ofrecer una cartilla poética a la sensibilidad, al oído, al ojo lector del niño menor, mediano, mayor”. Los ritmos van desde el verso libre a la versificación tradicional, pasando por haikus o limericks; los asuntos, desde flores y animales a trabalenguas y teatrillos; los autores, desde García Lorca a Juana de Ibarbourou, pasando por Antonio Machado o Romero Yebra. Para terminar con buen tono en el oído, unos versos de Nicolás Guillén:
anda un barco de papel:
anda y anda el barco barco,
sin timonel.
Ana Pelegrín (Selección y prólogo), Letras para armar poemas. Antología de poesía , Editorial Alfaguara, 2000.
