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Stalinworld

No es broma, Stalinworld existe. En la pequeña localidad lituana de Gruta, se ha abierto una especie de Disneylandia con reliquias del comunismo. Por poco más de un dólar se puede visitar este original parque de atracciones en el que se muestran los horrores del comunismo. Hay gulags, se pueden ver recreaciones de las celdas donde los prisioneros estaban a punto de fenecer y escuchar los insoportables gritos de las víctimas del socialismo. Está tan bien hecho que se han construido carreteras como las que Stalin asfaltó con la ayuda de las personas que esclavizó.

Este parque de horrores ha sido obra de un empresario llamado Viliumas Malianauskas, agricultor que hizo una pequeña fortuna exportando setas. Tiene fama como coleccionista de estatuas comunistas que ahora decoran Stalinworld. Pese a lo que sus detractores alegan (normalmente dicen que es una infamia hacia los que murieron bajo la peste comunista), Malianauskas opina que es preciso mostrar a lo que se llegó en nombre del socialismo.

Mientras Malianauskas se esfuerza en enseñar lo que no hay que repetir, en diciembre del año pasado 500 nostálgicos se reunían en la casa natal de Stalin en Georgia para conmemorar el 121 aniversario del nacimiento de Stalin. En su añorado sistema no hubieran podido mostrar su adhesión a otra cosa que no fuera el poder. La democracia les permite expresar su adhesión a una de las ideas más peligrosas para la Humanidad. Es de esperar que Stalinworld permita a quienes lo visitan hacerse una idea de la mentira totalitaria más perversa de la historia.

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