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Antonio López Campillo

Mirar desapasionadamente a Freud

La obra de Freud ha ejercido una más que notable influencia en nuestra cultura. Sobre el psicoanálisis hay una inmensa bibliografía, dentro de la cual se encuentra una masa importante de trabajos sumamente críticos. Entre los seguidores que juran sobre el carácter científico de su doctrina, y los que le niegan tal estatuto al psicoanálisis, hay una franja de observadores objetivos que tratan de juzgar lo más equitativamente posible la obra de Freud. Forrester forma parte de estos últimos, y en este libro trata de las limitaciones del psicoanális y al tiempo pone en evidencia las aportaciones, importantes, de Freud.

Con su objetividad, acompañada de una evidente simpatía, Forrester hace, en este libro, una aportación valiosa a la historia de la ciencia y del pensamiento, mostrando como se mezclan sin cesar las pasiones y manías de los investigadores con su obra. Estudios como este –a diferencia de los recientes sobre otros personajes del mundo de la ciencia, que pretenden mostrarnos, sólo, que esos seres son unos golfos– nos muestran que los más afamados ni eran unos santos, ni unos sinvergüenzas. Forrester, con pretexto de Freud, nos esta mostrando que los considerados "genios", son simplemente humanos, sin mucho más.

Es un libro que permite situar a Freud tan lejos de la adoración de los unos, como de la denigración de otros. Freud fue un hombre que pretendía, sin duda, hacer ciencia; si acertó o no es un asunto que requiere una meditación crítica y desapasionada, que es a lo que nos invita, y permite, el libro de Forrester.


John Forrester,Sigmund Freud. Partes de guerra, Gedisa. Barcelona. 317 páginas.

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