No hizo falta que las víboras de la noche actuaran para acabar con Emilio submundos. Su particular mantis religiosa, Eva la suave, se lo comió poco a poco hasta engullirle por completo. No podemos negar que su salida nos hace respirar (casi tanto como al padre de la mala, que prefiere ser verdugo que suegro de este individuo), pero en los últimos días, en el acerado filo de la guillotina, se me ha ido antojando otra cabecita, la de Ángel telojuroporsnoopy. Este ambiguo melenas -terror de nenes y nenas- calcula cada movimiento y en favor de su propio ego ha destrozado el corazón de la guapa Sabrina miraquesoyfina y lo mismo hará con el débil Kayet, el mudito llorón.
Mi prima la Milá (en el fondo la admiro) comunicó a la audiencia que sólo la psicóloga conoce el secreto que guarda Sabrina y por el que la felina anda rota de lloro en lloro, de rincón en rincón, embelleciendo sus ojos con cada sentida lágrima. Y yo, que no soy tan brujo como otros y otras pero que consulto a mi bola sabia, les adelanto que ese secreto del corazón tiene mucho que ver con Kayet. Había que ver como este macaco enamorado palpitaba de pasión al saber que su Ángel no le iba a abandonar.
¿Quién será la Reina del Maíz?
Algún día pensé en Ángel como posible ganador de este embrollo. Demasiado guapo -reflexioné, intentando reflejar el sentir de las espectadoras- para salir de la Casa de los Horrores. Pero ni el macaco es tan guapo, ni tan limpio, ni tan bueno como creíamos. De la misma manera que Eva aniquiló y estrujó al sin cerebro de Emilio, el telojuroporsnoopy, que ya ha conseguido hundir a Sabrina en la miseria, posa ahora sus maléficos ojos sobre las nalgas de Kayet (este pedazo de mantequilla capaz de derretirse aunque en la calle hiele).
Sólo por la paciencia demostrada Sabrina debería ser la nueva Reina del Gran Hermano. El dolor ha hecho de esta nena, un inmenso cuadro de maravillosos paisajes. Y ese mismo dolor hará sin embargo de Kayet (el nene es mucho más débil) una sombra diluida por una pluma ya sin tinta.
De cante en cante
Por fin alguien se dio cuenta del espanto que ocasionó a España la prueba cultural y para que los monos no volvieran a confundir la Puerta de Alcalá con la cancela que daba acceso a los viñedos de la Channing en Falcon Crest, optaron por animarles a cantar (o graznar, qué mas da).
Emilín se descuelga en el salón de la Milá con tan bella perla: "No me gusta la tele". Ahí va la única reflexión posible: ¡Este tío es idiota!
Las orejas y el rabo
Permítanme un segundo para ofrecerle orejas y rabo a Mercedes. La cámara enfoca (viva el realizador) y la pilla, desconcertada, de un lado a otro del plató. Iba de rojo, claro, y el toro no sabía si embestir o aplaudirla. Esta mujer (la tuve que conocer en la otra vida) tiene la capacidad de fascinarme.
Y por si no habíamos tenido suficiente, y como innovación, la semana que viene uno de los monos expulsados podrá volver a la casa (de visita, claro). Si vuelve la superdivinadelamuerte, se cierra el club gay. Claro que si vuelve el gincho, no ganamos pá tiritas.
El apareo de la Mantis
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