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Vuelve el espíritu de Negrín

A estas alturas, a nadie medianamente informado le cabrán dudas de que la guerra civil fue el legado de la república, y que fue la izquierda, con la colaboración a su aire del PNV, la principal promotora del sangriento conflicto. Aunque ese ánimo guerracivilista no tiene la potencia de antaño, permanece y conforma el espíritu profundo de la izquierda mucho más de lo que podría suponerse. Ahí están las recurrentes campañas de reivindicación de tales o cuales sucesos, personajes o grupos totalitarios, presentados como paradigmas de lucha por la libertad: las Brigadas Internacionales, por ejemplo, o el “maquis”.

Ahora le toca, a partir de la Islas Canarias, a Negrín. El famoso fiscal Eligio Hernández se encuentra entre los más interesados en la empresa. Parece que con fondos públicos se ha comprado una casa a la familia Negrín, para convertirla en museo, pero, en fin esto es lo de menos. Lo importante es que se intenta convertir al personaje en un héroe regional ahora, y nacional mañana. Ángel Viñas o Santiago Carrillo llevan tiempo en el empeño. Por supuesto, tienen derecho a sus opiniones, pero cuando para difundirlas escamotean hechos históricos fundamentales, entonces conviene salirles al paso.

Su principal argumento es que Negrín personificó la resistencia contra Franco, lo cual les parece el colmo de la gloria. Omiten que esa resistencia supuso la entrega del tesoro español a Stalin, el masivo desvalijamiento de bienes privados y del patrimonio artístico nacional, el empleo de la tortura y el asesinato, incluso contra los propios aliados anarquistas, trotskistas y muchos socialistas, la imposición de una disciplina terrorista en el ejercito, la hegemonía del Partido Comunista... Y, en fin, la pérdida de la independencia y la conversión del Frente Popular en un protectorado de la URSS, cuya policía secreta actuaba en España al margen de la autoridad y dirigía a la policía española. Y muchas otras cosas parecidas, de las que existen pruebas fehacientes y abundantes.

¿Ignoran estos hechos los apologistas de Negrín –o de las Brigadas Internacionales, o del maquis? Los conocen perfectamente. Su afán es ocultarlos bajo el manto de la resistencia a Franco, que en su opinión justificaría todo. Nada podría ser más alarmante. Significa que ellos mismos, si tuvieran fuerza para ello, imitarían quizás a Negrín.
Así como el franquismo se reformó, y gracias a ellos tenemos democracia, la izquierda se ha reformado muy a medias, y por eso las libertades corren más riesgo del que creen los ilusos. Ya he señalado que los peligros mayores para la democracia española provienen todos ellos del viejo anti-franquismo: la gran corrupción, el terrorismo, la degradación de la Justicia. Y estas campañas, que en definitiva reaniman el espíritu guerracivilista.

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