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Las rebajas de julio

Quizá porque estamos en el mes de julio, este viernes ha sido día de rebajas, aunque económicas. Empezó el vicepresidente económico, Rodrigo Rato, con la revisión a la baja de la previsión de crecimiento para este año, que pasa del 3,2% al 3%, y siguió el Departamento de Comercio de Estados Unidos al anunciar que el PIB aumentó en el segundo trimestre tan sólo el 0,7% interanual, medio punto menos que en el primero. Pero empecemos por el otro lado del charco.

Muchos, entre ellos el propio presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, pensaban que la evolución este año de la economía norteamericana tendría forma de V, es decir, a la drástica desaceleración registrada en el primer trimestre seguiría una recuperación igual de intensa. Tal vez eso sea lo que ocurra a lo largo de este ejercicio; lo que ahora hay que saber es si en el segundo trimestre se ha alcanzado el ángulo de la V y se va a iniciar la reactivación en los próximos meses o, por el contrario, el retorno a mayores tasas de crecimiento será más lento. Todo apunta a que estamos en el segundo escenario, sobre todo porque la inversión en Estados Unidos se ha situado en su nivel mínimo desde 1982, cuando el país estaba en plena recesión. Y las restricciones crediticias que están imponiendo los bancos para cubrirse del posible riesgo de impagos no auguran una pronta recuperación de este componente. Eso sí, el consumo sigue más o menos bien, y es lo que hasta ahora ha evitado que la economía norteamericana entre en recesión. Lo que no parece es que el gasto de los hogares vaya a ser suficiente para que el retorno a la senda del crecimiento se produzca con rapidez.

En este contexto, el Gobierno español ha procedido a revisar nuevamente a la baja su previsión de crecimiento para este año. ¡Qué lejos queda aquel 3% con el que se hicieron los presupuestos de 2001! Pero entonces nadie contaba con una desaceleración en Estados Unidos y mucho menos de la magnitud que está alcanzando. Como es lógico, esto tenía que afectar también a la Unión Europea en general y a España en particular. Lo importante es que, a pesar de la que está cayendo, nuestro país sigue creciendo bastante por encima de la media comunitaria, aunque sea gracias al tirón de la construcción. Pero éste no tendría lugar sin el saneamiento macroeconómico previo que permitió un intenso recorte de los tipos de interés y una fuerte creación de empleo, todo lo cual se tradujo en una demanda de viviendas casi sin precedentes.

En cualquier caso, el dato que presentó Rato es bueno. No se puede decir lo mismo, sin embargo, de la previsión del 2,9% para 2002, no porque sea un mal resultado si se alcanza, sino precisamente por las dudas sobre si realmente se logrará llegar a esa cifra, visto lo que está ocurriendo con EEUU, Japón y Alemania.

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