Menú

Hay un marroquí en la pista

"Hay un inglés en la pista". Hace mucho tiempo que se acuñó en el atletismo esa frase que venía a significar lo siguiente: "Ojo, no te descuides ni un momento y si hay un inglés corriendo o saltando no le des por derrotado hasta el final". Hubo un tiempo en el que la carrera de los 1.500 (la famosa milla británica), una de las pruebas más estratégicas del deporte, estuvo dominada por atletas de aquella nacionalidad. Simplemente, era su carrera. Y por encima de todos ellos yo recuerdo al elegantísimo Sebastian Coe, un galgo corredor con unas cualidades mentales y físicas innatas para esa especialidad. Porque el 1.500 es como el "black jack", no es tan simple como hacer "21" sino que debes jugar con la carta del croupier y saber cuándo plantarte; Coe sabía jugar como nadie, cuándo plantarse, cómo evitar las encerronas o que le "cogieran la posición" y en qué momento pegar el tirón definitivo, ese que acababa con la moral del rival. Definitivamente había un inglés en la pista.

Hoy hay un marroquí. A Hicham el Guerrouj "sólo" le hizo falta una liebre y un cambio de ritmo mortal a la altura de los 1.200 metros para volver a lograr la medalla de oro en un Mundial de atletismo. El Kaouch se puso a tirar desde el principio (como en Sevilla-99), y los keniatas y los españoles se quedaron con un palmo de narices. Kenia tuvo a Lagat, pero nosotros, en una prueba que se nos daba bastante bien, tuvimos que conformarnos con la quinta y sexta plazas de Reyes Estévez y Redolat respectivamente.

Ya se intuía que El Guerrouj iba para estrella cuando desbancó al eterno Morceli. Fue en el Grand Prix de la IAAF de Milán en 1996. El marroquí corrió los últimos 800 metros en un tiempo de 1:47.1, un ritmo salvaje con el que el atleta de Berkane dejaba su tarjeta de visita. Antes ya había dado muestras de su inmenso talento en la prueba de los 5.000 metros (Mundiales junior de Seúl) al entrar en tercera posición tras el mítico Gebreselassie. Desde entonces, ha roto todos los cronos, logrando en 1998 una mejor marca personal de 3:26.00. Es un portento físico y un ídolo nacional en su país.
En una prueba tan británica, hoy hay un marroquí en la pista. Sólo uno, pero parece que es más que suficiente. No creo que los ingleses se molesten si les digo que El Guerrouj ha venido para quedarse... por lo menos hasta los Juegos Olímpicos de Atenas. Para entonces tendrá ya treinta años y, si no sucede nada ilógico, Hicham volverá a arrodillarse para darle las gracias a Alá. Aquel chaval que quería ser portero de fútbol dará a Marruecos otra alegría.

En Deportes

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal