Hasta hace poco había un magnífico cementerio de anuncios en la web de Jeffrey Zeldman (es decir, anuncios que nunca llegaron a publicarse), pero los han retirado, lo que es una lástima. De todas formas, las personas que estén interesadas en el tema de publicidad encontrarán aquí información útil para el diseño de campañas publicitarias, pero nada comparable a la web de publicidad de la Universidad de Texas donde se presenta un catálogo de enlaces publicitarios de tal amplitud que no se puede calificar sino como gigantesco.
Ustedes encontrarán allí enlaces a anuncios de todas las clases, desde medicamentos hasta slogans japoneses. En muchos de los enlaces “se invita” al visitante a que se apropie de ideas que pueda aplicar a su propio negocio. A título de ejemplo, uno de los enlaces que se ofrecen es de una web francesa, Publivoraces con una base de datos que abarca 450.000 anuncios; ustedes podrán encontrar un enlace a la versión en español desde la página principal. Esta web es un pozo sin fondo, e incluye grabaciones de videos de distintas compañías.
En esta web uno se da cuenta realmente de la enorme importancia de la publicidad en la cultura occidental, o para expresarlo con mayor claridad: de su dimensión cultural, habitualmente negada por los modernos de salón.
Otras webs de publicidad resultan menos profesionales, pero no menos entretenidas, como The Gallery of the Absurd, que contiene una buena recopilación de Anuncios Absurdos (algunos de ellos realmente desternillantes). El interés de este sumario electrónico es que los anuncios son reales; pero no todo reside en la parte divertida: los cambios culturales que se producen en el mercado década a década nos devuelven un reflejo de nosotros mismos: ¿compraríamos hoy una escobilla de retrete que representase a un payaso sentado en la escobilla, la cual a su vez representase un orinal? Ustedes dirán que nadie hubiese adquirido nunca un trasto semejante, pero lo cierto es que en su momento se vendió como si tal cosa.
¿Y en Internet? Como se supone que el público en la Red ha alcanzado cierto nivel de sofisticación, deberíamos inferir que no se hacen anuncios tan “estúpidos” como veinte años atrás. Sin embargo, no es así. En el sitio BlueNeon tenemos a nuestra disposición muestras de anuncios referidos solamente a productos relacionados con la tecnología cuya presentación resulta chocante: ¿qué tenían en la cabeza los publicitarios cuando cometieron semejantes desaguisados? Por cierto, esta última web tiene un patrocinador, cuyo anuncio viene al principio de la página.. ¡y han tenido que poner un aviso para que los visitantes sepan esa publicidad que tienen no es un anuncio absurdo, lo cual resulta verdaderamente absurdo!
No es tan fácil distinguir cuándo un anuncio es absurdo o no. A veces se necesita que sean los mismos autores de la web quienes nos lo expliquen, como en este otro catálogo de anuncios absurdos que si bien no es de fácil navegación (hay que ir haciendo clic para pasar de un anuncio al siguiente, a diferencia de las webs anteriores) tiene la ventaja de que las imágenes se cargan con rapidez. En Jed Kirchner se ofrecen algunas muestras (escasas, pero contundentes) de anuncios estúpidos sobre videojuegos, aunque el nivel de la creatividad de algunos de ellos resulte por lo menos discutible, ya que hay que tener en cuenta al público hacia el que van dirigidos (los usuarios de videojuegos no suelen ser habitualmente sesudos teólogos ni nada por el estilo).
Ustedes saben que suelo llamar la atención acerca de la necesidad de que un sitio web resulte navegable, fiable, etcétera, y que suelo tender a comparar la excelencia de iniciativas extranjeras con relación a las nacionales. Pero en todos sitios (web y no web) cuecen habas: ¿qué me dicen de Banner Plus? Se trata de una iniciativa web para crear una base de datos de publicidad. ¿Es que esta gente espera de verdad que alguien les vaya a facilitar alguna información. Y eso suponiendo que haya gente detrás de una página que prácticamente está en blanco.

El pozo sin fondo
En Tecnociencia
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