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Ha llegado la hora de imaginar

Las sociedades con menor implantación de Internet serán más vulnerables a los efectos económicos negativos derivados de la guerra. Por ejemplo, se da por supuesto que la inflación va a ser un acontecimiento inevitable. Siempre sucede así en tiempos de guerra. Pero sus efectos dependen del momento en que la embestida inflacionista hace acto de presencia y de los mecanismos correctores aplicados. La experiencia del siglo XX nos ha enseñado que si la inflación se ha originado cuando la guerra está en curso, la productividad de la economía civil y la disponibilidad de la mano de obra no pueden satisfacer la demanda de los mercados, aunque dicha demanda se haya reducido de forma sensible.

Se recordará que después de la I Guerra Mundial la corriente inflacionista fue tan intensa que ya se había perdido el control sobre la misma antes del armisticio. Sin embargo, tras la II Guerra Mundial se mantuvo un control mucho más efectivo que el escenario de caos de 1919-1921 (9% de promedio en Estados Unidos entre 1939 y 1948 frente al 15% de la Primera Guerra). ¿Pero cuál es el valor real de estas experiencias? Al igual que sucede con la guerra, las circunstancias convierten en vulnerables líneas maginot todos los recursos que no consideran hipotéticos escenarios, por fantasiosos que resulten en el momento de su idealización. ¿Cuál puede ser el escenario más probable en un entorno en el que las Nuevas Tecnologías juegan un papel desconocido hasta el momento?

Se repite que “nada va a ser igual a partir de ahora”; y también se ha dicho hasta la saciedad lo mismo con relación a Internet, pero la clave no consiste en la proclamación de una profecía abstracta (por otra parte, evidente), sino en la identificación concreta de las diferencias potenciales que se pueden crear entre el antes y el después. No es lo mismo una página testimonial de una empresa que un market place interactivo que permita la realización de operaciones de considerable volumen.

¿Qué experiencia real tenemos para comprender y evaluar la influencia de Internet en un entorno de incertidumbre mundial? Ninguna. Pero que se sepa, tampoco se tenían ideas muy claras acerca de la máquina de vapor antes de la invención de la rueda. En términos cualitativos, la comparación es totalmente válida.

El valor de la experiencia no cuenta mucho en estos momentos: el indiscutible liderazgo económico de Estados Unidos a lo largo de la última década es consecuencia del previo liderazgo en tecnologías de comunicación (cosa distinta es la caída de los valores tecnológicos, que sí obedece a factores intrínsecos a los mercados financieros, del mismo modo que sucedió con la electricidad o el ferrocarril), mientras que la economía todavía se presenta mayoritariamente “convencional” fuera de Estados Unidos. Basta pensar en la infrautilización de Internet por parte de las empresas europeas para la localización de oportunidades de negocio así como para las transacciones a través de market places. China, Corea o India tienen más y mejores trade boards que los promovidos desde el viejo continente, creando asimetrías de comunicación comercial de inciertas consecuencias, incluso para los países mencionados.

Da la impresión de que la sociedad occidental, con la excepción de Norteamérica, siente un temor inexplicable al futuro, y puede que a pesar de las inversiones multimillonarias de gobiernos y empresas privadas, ya estemos llegando tarde para gestionar convenientemente las circunstancias desconocidas que conformarán el entorno del comercio internacional en breve plazo.

Del mismo modo que frente al terrorismo todos (y no solamente Norteamérica) dimos por supuesto que las cosas iban a ser más de lo mismo, no creamos ahora que en el terreno económico ni las reglas ni las herramientas van a ser clones del pasado. Nos olvidamos con demasiada ligereza de que los cambios que se producen en el mundo son fruto de las acciones de los hombres y no del capricho de dioses olímpicos. Imaginemos escenarios y creemos las condiciones necesarias para gestionarlos adecuadamente. Ahora ésta es la tarea. Y es urgente.

En Tecnociencia

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