El presidente del Gobierno, José María Aznar, acaba de mostrar su confianza plena en que el año que viene se producirá la reactivación del crecimiento económico español. Y, por si no se le hubiera oído con claridad, el secretario de Estado de Economía, José Folgado, en un perfecto papel de corifeo, ha respaldado a Aznar y se ha atrevido a decir que todos esos institutos de predicción económica que ahora pronostican bajos niveles de actividad en España tendrán que tragarse sus cálculos y ver como se cumplen las previsiones del Gobierno. En fin, que no sea por optimismo ni por chulería, pero lo cierto es que, en los últimos cuatro años, los expertos han fallado en sus previsiones más que una escopeta de feria y el Ejecutivo ha sido el que más se ha aproximado siempre a lo que luego han sido los resultados finales en términos de crecimiento, empleo, déficit público e inflación. Pero esto es el pasado y ahora hay que hablar del futuro, de un futuro plagado de incertidumbres que puede invalidar cualquier previsión, ya sea oficial o particular.
No obstante, sí hay un hecho que puede dar la razón al Gobierno en los pronósticos de recuperación que viene presentando últimamente. Se trata del comportamiento de las Bolsas y, más concretamente, de Wall Street. A pesar del clima de incertidumbre que sigue presidiendo el contexto internacional, del clima bélico que se vive en estos momentos y de que Estados Unidos puede estar siendo víctima de ataques bacteriológicos por parte de Ben Laden, el Dow Jones ya ha recuperado el nivel que tenía antes de los atentados del 11 de septiembre. Dicha recuperación se inició con una subida del sector de defensa, que ha ganado el 30% en las últimas semanas. Pero después tomaron el relevo los valores ligados al consumo, que han dado el empujón final y definitivo a la Bolsa de Nueva York. Un factor este último muy importante porque el temido desplome del gasto familiar no se está produciendo.
A partir de estos hechos, los analistas de Wall Street empiezan a percibir la proximidad de la actual fase de desaceleración de la economía norteamericana y ya se atreven a situar el inicio de la reactivación a finales de este año o principios del que viene. Y el Dow Jones, en su comportamiento habitual, ya está anticipando este escenario. Europa en general y España en particular estaban esperando esa reactivación para, pocos meses después, iniciar la suya. Y las Bolsas europeas, incluida la de Madrid, están reaccionando en consecuencia. Por ello, el Gobierno puede tener razón al insistir en que a mediados de 2002 la economía remontará el vuelo y en la validez de sus previsiones económicas, si bien es más probable que se cumpla lo primero que lo segundo aunque, en ese caso, el crecimiento tampoco estará muy lejos de ese 2,9% previsto por el Ejecutivo. No obstante, esta mejora de las expectativas está condicionada a un factor muy importante, la evolución de la lucha actual contra el terrorismo internacional. Un nuevo atentando en Estados Unidos del estilo de la destrucción de las Torres Gemelas podría dar al traste con este escenario y cambiar muchas cosas. Entonces, todo se vendría abajo, pero eso es algo que el Gobierno no puede prever. Lo que sí es cierto es que se ha producido una mejora de las expectativas económicas que sugiere con claridad que en 2002 se recuperará la economía internacional y, con ella, la española.

Cambio de expectativas

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