El día 10 de octubre se eliminaron de la Red algunos de los contenidos de la web Paratroopers después de que tuviese lugar una serie de protestas acerca de sus contenidos, considerados como violentos por algunos visitantes. Sin embargo, poco después las polémicas imágenes volvieron a ser colocadas en su sitio, e incluso aumentadas en número. Ustedes pueden juzgarlas accediendo desde la anterior dirección a través del enlace “Humorous Graphics”.
Paratroopers es una web dedicada a las divisiones de paracaidistas norteamericanos. El sitio web está mantenido por la 173 Brigada Aerotransportada, cuyo cuartel está en Vicenza, Italia (fue la prensa italiana la que denunció el sitio web). Esta brigada es una de las que previsiblemente intervendrán en breve en suelo afgano.
La verdad es que mucha gente puede sentirse no sólo ofendida, sino escandalizada ante algunas de las imágenes, en particular, los mapas de Afganistán y países limítrofes, como los que representan a la zona como “Nueva zona de estacionamiento de Estados Unidos” (incluye a Irán) o las escalofriantes previsiones meteorológicas: 4.500 grados centígrados en Kabul por efecto de la explosión de una bomba atómica, que se presenta con su correspondiente ilustración. Otros dibujos muestran mapas de Afganistán en los que se han modificado los nombres de las poblaciones por topónimos de Norteamérica, así como aliteraciones y otros recursos. Una de las imágenes muestra otro mapa de Afganistán en el que ha desaparecido todo rastro de vida humana y al que se denomina “Lago Afganistán”.
¿Qué ha sucedido tras la temporal eliminación de los contenidos? Que la web ha vuelto al ataque, pero con una invocación de peso: “La Constitución de los Estados Unidos permite la libertad de expresión. Esta web ofrece una oportunidad para todos aquellos que quieran expresar sus puntos de vista. Las fotografías, dibujos, archivos de sonido y juegos que aquí se encuentran no han sido creados por nuestro webmaster, sino que han sido enviados para su publicación. Esta página se actualiza frecuentemente, por lo que les sugerimos que la visiten con igual frecuencia. De modo que disfruten de su libertad”.
Es cierto que los archivos gráficos y de sonido de Paratroopers han sido enviados desde todas partes de los Estados Unidos (no son garabatos; algunos de ellos presentan una apreciable calidad artística) y que el espíritu de colaboración es bien patente en todas las aportaciones. Más aún, aunque algunos de los dibujos dan la impresión de haber sido escaneados a partir de alguna que otra publicación impresa, los que han sido remitidos lo han sido precisamente por colaboración espontánea, lo que implica que, como mínimo, los artistas tenían en sus bookmarks la web en cuestión.
La web no tiene trascendencia política o ideológica. Es, sencillamente, lenguaje militar de tropa. Pero la parte mala del asunto es la invocación a las armas nucleares. Desde 1962 el planeta ha sobrevivido gracias a un inteligente, aunque terrorífico equilibrio, basado en la amenaza de destrucción mutua. De suyo, la amenaza mutua se basaba precisamente en la credibilidad de la misma, pero con el claro propósito de no ser nunca utilizada. En 1998, en la etapa final de la Guerra Fría, el dilema de fuerza había alcanzado niveles extraordinariamente sofisticados: se había llegado a pactar incluso qué ciudades contarían con defensa antibalística y cuáles no, como es el caso de Moscú, protegida entonces por la denominada Defensa Galos. Aunque públicos, estos acuerdos nunca trascendieron en gran media al público.
La parte más odiosa de Internet, tal como hemos venido comentando a lo largo de las últimas semanas, no viene dada por las restricciones de los servidores de la Red ante determinados contenidos, y tampoco, desde el punto de vista de los censores, por la libertad de expresión. Esa parte triste y peligrosa proviene del mismo concepto del sistema: la clonación de información no verificada, tendenciosa, fruto de iniciativas particulares o de microgrupos o, en suma, irresponsable.
Hace poco más de una década, el mundo vivía sobre un auténtico polvorín nuclear. Pero no nos encontrábamos con noticias de primera plana acerca de la situación, paradójicamente, porque era real y suficientemente conocida en líneas generales, si bien no en los detalles. Hoy abundan los detalles y la incertidumbre. Vivimos sobre el polvorín de la información caótica. Y no está tan claro cuál es la peor de ambas situaciones.

Libertad de expresión y polvorines
En Tecnociencia
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