Menú

Un tango eterno

Lo de la crisis económica argentina y sus supuestas soluciones parece un tango sin fin, lleno de dolor y que a cada paso aumenta el sufrimiento. El último plan económico no ha sido una excepción.

El presidente Fernando de la Rúa lo presentó alegando que había escuchado el mensaje que le habían dirigido los votantes en las elecciones de hace dos semanas, en las que su partido cosechó una sonada derrota a manos de los peronistas. Puede que eso sea lo único que haya oído porque el contenido del plan deja mucho que desear y ha sido muy criticado por los analistas.

De la Rúa, y su superministro de Economía, Domingo Cavallo, pretenden ni más ni menos que renegociar la deuda externa del país para pagar por ella unos intereses del 7% en lugar del 11% al que está actualmente. Pero el mensaje para los mercados financieros es claro: Argentina no puede pagar, está en suspensión de pagos aunque oficialmente no declare esta situación, que acabaría llevando igualmente a una renegociación de la deuda, pero en otras condiciones. Puede que eso es lo que trate de evitar De la Rúa. El problema para él y para su Gobierno es que los mercados ya no le conceden ningún crédito, ni a él, ni a sus palabras, ni a su país. Y por si alguien tuviera alguna duda al respecto, ahí está esa prima de riesgo, la más elevada de la historia del país gaucho y la más alta del mundo en estos momentos, muy por encima de la de países como Rusia o Nigeria en donde invertir es toda una aventura de la que, muy probablemente, se puede salir bastante mal parado.

De la Rúa está convencido de que la renegociación de la deuda es la solución, pero no es así. Si consigue unos intereses más bajos, supondrá cierto alivio para unas finanzas públicas que Cavallo no logra cuadrar porque, en Argentina, nadie paga impuestos: unos porque no pueden y otros porque no quieren. Ese es uno de los problemas a resolver, pero no habrá solución mientras el Gobierno insista en mantener la convertibilidad contra viento y marea. Eso está acabando con el tejido empresarial y las posibilidades de crecimiento económico y creación de empleo porque el peso está excesivamente sobrevalorado. Además, como todo el mundo en Argentina considera que la devaluación de la moneda es inevitable, trata de protegerse de ella sacando sus dólares fuera del país, con lo que ni pagan impuestos ni hay dinero para invertir.

Más valdría que De la Rúa y los suyos concentraran sus esfuerzos en los planes de ajuste internos y dejaran la renegociación de la deuda externa para el momento en que decidan devaluar. Entonces sí que lo necesitarán y deberán hacerlo también extensivo a las empresas argentinas, no solo al Erario. Puede que entonces encuentren un clima más favorable para ello porque aunque el riesgo de suspensión de pagos siga presente, los mercados entenderán que el Gobierno, por fin, está haciendo algo positivo por sacar adelante al país. Mientras tanto, la canción seguirá siendo la misma, un tango dramático que todo el mundo sabe cómo acabará aunque desconozca cuándo.

En Portada

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal