Un ciudadano anónimo, un demócrata consciente, ha seguido a los genocidas tras la colocación del coche-bomba, hasta avisar a la Policía que ha conseguido una detención fundamental para desarticular al grupo de asesinos más activo de la banda nacionalista. Previsiblemente ese héroe mantendrá su anonimato, razón de más para felicitarle y mostrarle agradecimiento.
La detención se produce en un momento de extrema debilidad y fuerte acoso policial y judicial a los terroristas, y puede conducir a la desactivación de la infraestructura de Eta en Madrid. Hasta el momento no se había conseguido tocar esa infraestructura, pues los etarras anteriormente detenidos –se intentaron refugiar en la embajada de Cuba, mostrando la empanada mental en la que está sumido ahora ese mundo de la violencia– prácticamente no habían hecho otra cosa que llegar para crear un segundo comando Madrid.
Nuestros nazis, nuestros ben laden, han sufrido un duro golpe. El PNV y el Gobierno vasco tendrán más motivos para incrementar el gasto público con subvenciones.
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