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EDITORIAL

La macrofundación del PP

José María Aznar prepara su retiro político. Eso, al menos, dice él. Sin embargo, desde los tiempos de la República romana, es muy poco frecuente que un político se retire de la política, a no ser que la propia política le retire a él. Cincinato es la excepción, no la regla. Y además Aznar nunca ha profesado de Cincinato.

La fusión de las fundaciones del Partido Popular obedece a un deseo de su futuro presidente, que también lo es de FAES: “La batalla de las ideas no acabará nunca, y esa evidencia plantea una exigencia a la que yo no me quiero sustraer y a la que continuaré dedicando todos mis esfuerzos”. Esa batalla sería por “la promoción, desarrollo y fomento de todas aquellas actividades que contribuyan al desarrollo de los principios del pensamiento del centro reformista”, objetivo primordial y fundacional del nuevo organismo ideo-burocrático al que conservadores (Fundación Canovas del Castillo), liberales (FAES), y demócrata-cristianos (Humanismo y Democracia) servirán con mayor o menor entusiasmo, de grado o por simple necesidad. Si consiguen explicarnos qué es el centrismo —a ser posible, sin el desprecio a la gramática, la sintaxis y la sindéresis exhibidos en el documento bautismal de la IDC— se habrán ganado el cielo. O, por lo menos, el sueldo.

El presidente del Gobierno quiere o dice que quiere retirarse a la cocina para intervenir personalmente en la elección de los ingredientes de ese nuevo guiso, entre el hervido de cuaresma y la olla podrida, al que llama —centro reformista—. Aprovechando la proyección internacional que le da su nombramiento como presidente de la IDC, quiere ser el ideólogo de todo aquello que no sea socialdemocracia. Pero, ¿hay en política alguna idea que se defina por la geografía, hay algún contenido que se limite a la topografía, hay algún valor que se funde en la abdicación de sí mismo? Se nos dirá, y es cierto, que lo importante en política no son las ideas que se proclaman sino las acciones de gobierno que se ejecutan. Pero difícilmente puede haber un proyecto sin ideas y hace tiempo que Aznar y el PP renunciaron a las suyas, las que marcaron los primeros años de FAES, la del PP del Congreso de Sevilla, las que definen nombres como los de Vidal Quadras y Esperanza Aguirre, responsables sucesivos de FAES y liberales meritorios, sobre todo en una tribu de oportunistas democristianos, socialcristianos o socialdemócratas de derechas, que tienen por el liberalismo más aversión que otra cosa. Y que si no la manifiestan más claramente es por no molestar al Jefe, que se ha definido como "continuador de la tradición liberal y constitucional de España". Hace de eso ya unos cuantos años. Y unos cuantos Presupuestos.

En torno a FAES se agruparon en su día intelectuales muy valiosos. En torno a Aznar cuajó el proyecto de renovación ideológica más importante en la derecha española desde tiempos de Cánovas. O, por lo menos, de Maura. Pero esta macrofundación no se define en torno a unas ideas ni en función de una política, sino alrededor de un hombre. Y a la sombra del Poder. Que, en buena doctrina liberal, es el enemigo natural de la Libertad. Pronto vamos a ver si, a través de esa macrofundación que hoy se presenta, Aznar sigue en México o vuelve a Sevilla.


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