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Sorpresa bursátil

Después del largo paréntesis navideño, la Bolsa de Madrid volvió a abrir sus puertas el jueves. Había expectación por saber cómo se iba a comportar el Ibex-35 después de los acontecimientos que han tenido lugar recientemente en Argentina y, sobre todo, cómo iban a evolucionar los títulos de las sociedades cotizadas con intereses en aquel país. ¿Caerían? ¿Cuánto? Nada de eso; todas han subido. Pero lo más significativo ha sido el alza de los dos grandes bancos españoles, con fuertes inversiones allí, y que son, sin duda, los más afectados por las medidas decretadas por el nuevo presidente Adolfo Rodríguez Saá, esto es, por la suspensión del pago de la deuda, la supresión de los límites bancarios y la introducción de la nueva moneda, el argentino.

Para sorpresa de muchos, el BBVA ganó el 2,94% y el SCH, con mucha más exposición al riesgo en Argentina, subió ni más ni menos que el 4,44%. ¿Cómo es posible? El mercado ya tenía descontada la suspensión de pagos; prácticamente estaba cantada desde que el ya ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, anunció la operación de canje de deuda porque revelaba que Argentina no tenía capacidad para pagarla. Ahora lo que los inversores han valorado positivamente ha sido, en primer lugar, el cambio político, aunque sea temporal hasta las elecciones del 3 de marzo, porque supone un cambio de rumbo parece que en la buena dirección. Lo segundo que han valorado ha sido que el panorama de la deuda empieza a estar más claro; ya no hay incertidumbres porque se ha reconocido la realidad y se va a reprogramar el pago de acuerdo con las posibilidades del país. Lo tercero que ha contado ha sido la introducción de la nueva moneda, bien acogida por los empresarios argentinos porque puede ayudar a revitalizar la economía, vía consumo, y a dar al país una salida ordenada de la trampa de la convertibilidad.

En el caso concreto de la banca, además, hay otro factor. La situación actual de Argentina puede llevarse de por medio a bastantes bancos locales. Las dificultades en que se encuentra el Banco de Galicia son un buen ejemplo de esta realidad. En estas circunstancias, los ahorradores están buscando la calidad, esto es, entidades sólidas en las que depositar su dinero con la garantía de que cuando vayan a retirarlo ese dinero estará ahí disponible porque la entidad seguirá subsistiendo. Esa calidad, hoy por hoy, en Argentina la ofrecen el SCH y el BBVA, que probablemente serán los ganadores en esta crisis porque podrán aumentar su cuota de mercado a costa de la desaparición de una parte de la competencia.

Este hecho, sin embargo, tiene su cruz, y es el posible sentimiento antiespañol que pueda volver a desatarse si una parte creciente del sistema financiero y crediticio del país está en manos de bancos españoles. Eso ha ocurrido ya en casos como los de Telefónica o Aerolíneas Argentinas y no está descartado que vuelva a suceder. Los editoriales de los principales periódicos argentinos hablan estos días del neocolonialismo español por la llamada de apoyo de José María Aznar a Rodríguez Sáa y por la visita estos días del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, a Buenos Aires. Además, a los políticos locales les viene bien atizar de vez en cuando esos sentimientos para distraer la atención de los ciudadanos de los problemas del país. Ese riesgo se corre ahora por lo que tanto los bancos y empresas españoles instalados en Argentina como el propio Gobierno de nuestro país deberán andar con pies de plomo y mucha mano izquierda.


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