Menú

Terminar con Chávez

A tres años de su comienzo, y sin mayores logros que mostrar, la "Revolución Bolivariana" de Hugo Chávez parece haber llegado a un callejón sin salida que muestra su fracaso y anuncia su previsible final: el ambiente político está ahora totalmente en contra de un hombre que ha gobernado con la altanería de un autócrata pero al que ahora casi todo el mundo quisiera ver ya fuera del poder.

La fase descendente del ciclo político del pintoresco comandante comenzó, en realidad, hace casi un año: con una política económica errada —basada en precios petroleros altos y el clásico esquema intervencionista de los años setenta— y una obsesión por concentrar todo el poder en sus manos, Chávez descuidó la reactivación del país, confió en un equipo económico de escasas luces y no pudo ofrecer nada concreto a los millones de ciudadanos que habían votado por él. Su popularidad descendió con rapidez, bajando del 85% que tenía a finales de 1999 a un escuálido 18%-20% dos años más tarde.

Pero, ante las malas noticias, el presidente no reaccionó como lo hace un buen político, buscando el diálogo que le permitiese ampliar sus bases de apoyo, tratando de ganar aliados o de escuchar las demandas populares. Escogió, en cambio, el camino de profundizar una revolución hasta allí poco clara en sus alcances —que algunos llaman "robolución", haciendo un simpático juego de palabras— para convertirla en un proceso de contornos cada vez más semejantes a los del viejo comunismo. Chávez desplegó entonces amenazas desproporcionadas y promulgó por decreto medidas cada vez más radicales que amenazan la propiedad privada y las libertades básicas en Venezuela.

Después del enorme paro cívico del 10 de diciembre pasado y de los cacerolazos que se repiten por todo el país en cada ocasión que habla por cadena de televisión, el gobierno de Hugo Chávez ha entrado en una profunda crisis. Cada vez pierde más amigos y gana nuevos enemigos, sus alocuciones pueden calificarse como políticamente suicidas y parece confiar ahora, en definitiva, en una salida violenta en la que arriesgaría todo para poder aplastar a sus enemigos. En este momento lo apoya apenas el ala más radical de su movimiento, los llamados "talibanes", y ha estado a punto de perder su mayoría en la Asamblea Nacional, cuando hace un año controlaba más del 60% de los escaños.

Su último recurso ha sido, como en las dictaduras fascistas, apelar a las bandas de choque. Como ya "el pueblo" no está dispuesto a salir a la calle para ayudarlo en sus designios, ha organizado ahora un grupo de seguidores que provoca y trata de impedir las manifestaciones de oposición y que, en días pasados, agredió a varios diputados y bloqueó por algunas horas las puertas de El Nacional, uno de los principales periódicos del país. Chávez constantemente amenaza a los medios de comunicación independientes, a los sindicatos, a los partidarios que lo han abandonado o están a punto de hacerlo, a los agricultores y ganaderos, a todos los que, en su imaginación febril, ve confabulados contra él.

Pero el presidente no entiende que así sólo logrará precipitar su fin político. Las "huidas hacia adelante" pueden resultar exitosas cuando se cuenta con las fuerzas suficientes o cuando el enemigo está desprevenido, pero no en una situación como la actual. Casi todas las fuerzas políticas, económicas e intelectuales del país están ahora tratando de encontrar una salida pacífica para la situación, pero una salida que, en todo caso, elimine a Chávez del poder. Su margen de negociación es nulo y sus fuerzas están ahora tan menguadas que no tiene apoyo militar como para dar un golpe de estado ni masas dispuestas a salir a la calle a defenderlo. El futuro del experimento chavista parece ya condenado: sólo falta conocer el modo y el momento en que todas las fuerzas que ha suscitado en su contra encuentren la ocasión propicia y el método adecuado para acabar con el peor gobierno que Venezuela ha tenido en casi un siglo.

Carlos Sabino es corresponsal de la agencia de prensa AIPE en Caracas.

©AIPE

En Internacional

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal