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Democracia en el entorno de la Red

La satisfacción de las necesidades de los compradores constituye un dogma dentro del mundo del marketing. Esta idea sostiene que la publicidad no se encuentra orientada hacia la creación de necesidades, sino que informa acerca de los medios disponibles para la cobertura de las mismas. La confusión entre ambos conceptos (satisfacción y creación) resulta típica entre los ideólogos enemigos de la economía de mercado, y de ahí que los estandartes anticapitalistas apunten de forma amenazadora contra los expertos en publicidad. Según su forma de ver las cosas, la publicidad atentaría contra "la libertad" del público.

Las restricciones del derecho a la libertad de expresión en el ámbito de Internet presentan peculiaridades que diferencian los puntos de vista contrapuestos de los habituales en el ámbito político. Por ejemplo, a propósito de la LSSI (Ley de Servicios de la Sociedad de la Información) ha surgido un interesante debate en lo relativo a la relación entre publicidad y libertad de expresión; se pueden consultar muestras de este debate en Enredando.com. El texto de la LSSI está disponible en la web de consulta pública del Ministerio de Ciencia y Tecnología; la redacción de la exposición de motivos recoge el propósito de incorporar al Ordenamiento jurídico español la Directiva 2000/31/CE, del Parlamento europeo y del Consejo, de 8 de junio del año 2000, relativa a los servicios de la sociedad de la información, que pone especial atención al comercio electrónico en el mercado interior. Otros análisis del anteproyecto están disponibles en Marketing y Comercio Electrónico; el texto completo lo tienen en Noticias Jurídicas.

La parte más excitante de todo este asunto es el debate mismo: las argumentaciones jurídicas añaden argumentos no jurídicos, sino cotidianos. En este sentido, los contendientes invocan cautelas tan frecuentes por parte de los usuarios como la utilización de cuentas anónimas de correo electrónico, o astucias como el uso de las mismas cuentas para generar spam o participar en grupos de noticias en Internet a fin de introducir publicidad de forma subrepticia.

Que yo sepa, no es corriente que los anteproyectos de ley sean discutidos por el público más allá de breves y frívolas intervenciones en debates en radio o televisión. Por otra parte, las limitaciones propias de la prensa escrita, incluso la especializada, tampoco permiten controversias de forma instantánea, obviamente, debido a su característica periódica. Sin embargo, las discusiones en la Red ofrecen unas posibilidades que dejan muy atrás los recursos habituales de la prensa.

Es más que razonable que de forma progresiva la ciudadanía, o por lo menos una parte significativa, se vaya incorporando a la participación en los asuntos públicos sin limitarse a sollozar, aplaudir o mostrarse indiferente después de la sanción de las leyes en el Parlamento. El debate sobre la LSSI es tan sólo el primer paso.

Es posible que a algunos padres de la patria no les acabe gustando ver tanta nariz ciudadana metida en los asuntos que hasta ahora les han sido propios y exclusivos, pero estos signos de los tiempos tienen un nombre. Se llama democracia.


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