Debo admitirlo: yo he comprado en Amazon y en casi ninguna otra tienda virtual. Me agradaría enormemente la idea de tener una sucursal en España, según han anunciado que harán en un futuro después de obtener beneficios. Porque, aunque han sido los precios los que finalmente me han llevado a adquirir algunos productos –musicales, principalmente, lo de los libros en inglés no me atrae aún en demasía– lo que más me gusta de Amazon es la información que proporciona. Esta empresa ha sido pionera en el uso del conocimiento que poseen sus propios clientes, convirtiendo su sitio web en un gran librero virtual.
Por ejemplo, registra todas las compras y visitas de sus clientes, de modo que al visitar la página de un libro te informa qué otros libros y autores se compraron conjuntamente con él o fueron visitadas por los mismos usuarios. Es decir, sustituye al clásico "si le gusta, tenemos otros libros que le podrían interesar". Incluso permite que te olvides del típico amiguete entendido, pues también ofrece la posibilidad a los usuarios de comentar y puntuar los productos y crear listas temáticas. Toda esta información sería imposible de obtener sólo con profesionales pagados. Sin embargo, a casi todo el mundo le gusta decir lo que le gusta y lo que no y por qué de modo que, ¿por qué no aprovecharlo?
De hecho, hay sitios como Dooyoo que se dedican exclusivamente a eso. Por cierto, Libertad Digital no sale demasiado malparada, aunque haya algún comentario más dirigido ad hominem contra nuestro editor que al periódico en si. Lo cual no deja de ser una desgraciada costumbre, la de los usuarios que critican un producto sin saber gran cosa de él, sólo por manías personales. Ante esto, casi todos los sitios se reservan el derecho de aprobar o eliminar los comentarios de los usuarios. Recientemente, un escritor conservador americano se ha quejado de que Amazon mantiene comentarios que son ataques directos a su persona y haya eliminado algunos más favorables que tenían en su favor, al menos, el haberse leído el libro que comentaban. Resulta sorprendente que algunos escritores se preocupen tanto de estas cosas, quizá es signo de que el comercio electrónico empieza a cobrar más importancia de lo que parece.
Claro que tampoco es todo luz, color y alegría en la casa de Jeff Bezos. Eso de que patentara la idea del one-click buy, la verdad, es muy feo. Este sistema permite recordar los datos de un comprador, de modo que pueda realizar otras compras con una sola pulsación del ratón. Hay que recordar que Netscape inventó las cookies pensando ya en ese posible uso, de modo que resulta cuando menos discutible que fuera Amazon quien lo inventara. Y aunque así hubiera sido, sigo preguntándome como es posible patentar ideas. Pero eso es otra historia, y deberá ser contada en otra ocasión.
Todos los derechos reservados
!-->