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EDITORIAL

Totorika: Esperanza en el PSE

Todo parecía indicar que tras el asesinato político de Nicolás Redondo Terreros ––organizado desde Ferraz y Miguel Yuste con el concurso de los Blanco, Jaúregui y Elorza, oficiando de testaferros de González y Cebrián––, un congreso extraordinario de trámite lograría que el socialismo vasco acabara fagocitado por el statu quo nacionalista. Las alternativas de Patxi López y Gemma Zabaleta (únicas permitidas por las intrigas de la dirección madrileña) sólo se diferencian en el grado de predisposición al diálogo incondicional con el PNV, pero en ningún caso cuestionan seriamente la hegemonía de los nacionalistas en la política vasca. Aspiran tan sólo a ser esa minoría institucionalizada que los sistemas protototalitarios necesitan para dar un barniz “democrático” y pluralista a sus regímenes.

Sin embargo, Carlos Totorika se ha decidido a liderar a aquellos de su partido que, con Redondo, no creen que para hacer política en el País Vasco sea imprescindible “jurar” los “principios generales” del movimiento nacionalista. Es posible que la opción de Redondo-Totorika no sea la mayoritaria ––al menos de momento. Aunque el socialismo vasco siga dividido entre los partidarios de plantar cara frente al asfixiante acoso nacionalista y los dispuestos a cualquier cosa por unas migajas de poder, la presentación de su candidatura ha roto esa imagen de tranquilidad y resignación promovida por la Ejecutiva de Madrid. En un claro y valiente plante ante PRISA y Ferraz, Totorika dice que está “encantado” de coincidir con el PP en la lucha contra ETA.

Ni qué decir tiene que la misma maquinaria que expulsó a Redondo de la dirección del PSE se volverá a poner en marcha para hacer la vida imposible a Totorika. Aunque esta vez, González y Cebrián lo van a tener bastante más difícil. El prestigio de Totorika va estrechamente unido al del Ayuntamiento que preside, el de Ermua, un emblema de la resistencia constitucionalista, lo que parece en principio protegerlo de las insidias de PRISA. Por otra parte, el cartucho del “seguidismo del PP” ya está quemado, máxime cuando los opositores a Redondo no han demostrado otra cosa más que su servil entreguismo a la política excluyente del PNV. Los lectores de El País y los oyentes de la SER no entenderían demasiado bien que se hiciera una campaña de acoso y derribo contra alguien que ha probado con creces su compromiso en la lucha por la libertad en el País Vasco.

Difícil papeleta se le presenta a la actual ejecutiva socialista, que se había comprometido con sus “mentores” a liquidar por la vía rápida la crisis vasca, la misma que lleva camino de estancarse y dividir a los socialistas de toda España. Aunque Totorika no venza, es indudable que su candidatura ha hecho recuperar la esperanza a quienes habían caído en la depresión ante la visión de un Partido Socialista Obrero Español convertido en "kleenex" nacionalista. Una cosa es segura: el experimento de reconvertir el PSE en satélite del PNV está resultando mucho más laborioso de lo que se pensaba en Ferraz y, por el momento, está fracasando. Si Totorika llega a obtener la mayoría, cabe preguntarse por dónde saldrán los Jáuregui, Blanco y compañía que con tanto entusiasmo perpetraron el asesinato político de Redondo Terreros. Por no hablar de Zapatero, atrapado ante la opinión pública en un nuevo y gravísimo renuncio, al tiempo que, a los ojos de PRISA, se convierte en un político completamente amortizado, listo para acabar en los cubos de basura de la historia.


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