Menú
Enrique de Diego

5. PP o el constitucionalismo en una sola sigla

El partido de dobles que Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo jugaron en las pasadas elecciones ya no es posible. Ese acuerdo se convirtió en explícito cuando Mayor Oreja se negó, contra sus intereses partidarios, a mantener un debate con Ibarretxe, al considerar que debía estar presente Nicolás Redondo. Es decir, rechazó la petición del voto útil.

Por encima de la tosca retórica de Patxi López, el Partido Popular se encuentra en una posición de aislamiento. El mantenimiento del Pacto por las Libertades es ahora mismo, en buena medida, una ficción, que Zapatero ha de sostener, pero que no debe conducir a que el PP mantenga una posición neutra respecto a lo sucedido en el interior del PSE.

En términos electorales, el giro del PSE implica un activo para el PP, en cuanto la Ley d’Hondt prima la concentración de voto, y la alternativa al PNV pasa mucho más por la concentración en un solo partido que por la disgregación en dos. También un pasivo, porque pretende desalentar a la misma idea de alternativa, señalando que el PP nunca podrá obtener la mayoría absoluta. Sólo un trasvase masivo de votantes socialistas podría romper este segundo criterio, nítidamente desalentador.

Es decir, el PP tiene que entrar de lleno en el electorado socialista, con una estrategia crítica, que muestre las contradicciones internas del PSE, y siendo capaz de abrirse a los desencantados del redondismo, y a los del PNV, abriendo sus listas a gentes provenientes de esos campos.

El reto para Jaime Mayor Oreja, si no se quiere ver realmente aislado, es entrar en esta estrategia cuanto antes, de modo que el Partido Popular en el País Vasco se muestre “más abierto” que el PP nacional.

Si militantes o dirigentes socialistas, rompiendo la adhesión religiosa a unas siglas, que han dejado de tener el contenido anterior, aceptaran esa mano tendida, se habría hecho de la necesidad, virtud, y entonces sí nos encontraríamos ante una posible alternativa seria al PNV (la Ley d’Hondt tiende al bipartidismo, aunque lentamente), que podría mostrar con mayor eficacia las contradicciones internas del nacionalismo.

Jaime Mayor Oreja ha definido ese esfuerzo como propio de titanes, pero obedece a lógicas puestas en marcha ante las pasadas elecciones, y refrendadas por el electorado, como para abrirse paso frente al oportunismo y el abandono de responsabilidades del partido socialista.

Un buen apoyo sería la generación de una nueva plataforma desde la sociedad civil donde confluyeran populares y redondistas, y la posibilidad de ofrecer listas conjuntas a los socialistas en algunas localidades de Álava y Vizcaya.

El voto útil constitucionalista ha pasado a ser en exclusiva el del PP.

En España

    0
    comentarios