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Daniel Rodríguez Herrera

Nuestros papás

Como sucede en tantas otras cosas, otras muchas personas han colocado su grano de arena para que Internet sea lo que actualmente es. Sin duda, muchos de ellos también merecen este premio. Pero los cuatro finalmente escogidos son una magnífica elección.

El premio Príncipe de Asturias ha permitido llevar a la actualidad a algunos de los máximos responsables de que yo esté escribiendo esto y usted leyéndolo. Sin embargo, resulta difícil comprender qué es exactamente lo que hay detrás de sus impresionantes logros técnicos, escondidos detrás de extrañas siglas e incomprensibles términos científicos.

Internet no es una estructura monolítica; sus funciones están divididas en una serie de capas que lo hacen más flexible. Las capas inferiores son las encargadas de lidiar con los cables y los impulsos eléctricos que transmiten la información. Las superiores son las que definen las diversas aplicaciones (el correo electrónico, la web, los chat) que funcionan en la Red.

Esta estructura permite que, a Internet, se puedan conectar muchos tipos de ordenadores con diferentes clases de conexiones (red telefónica, fibra óptica, microondas, etcétera). Cada capa del ordenador que tiene delante se comunica con su homóloga en el servidor de Libertad Digital por medio de un lenguaje común al que se denomina protocolo. El disponer de ese lenguaje común consigue que ambas computadoras se comprendan, pese a proceder de fabricantes distintos y disponer de diferentes sistemas operativos y aplicaciones.

Lawrence Roberts fue el responsable de la primera conexión con éxito entre ordenadores situados geográficamente lejos unos de otros y estableció las bases de Arpanet, la red militar que terminaría convirtiéndose en nuestra Internet. Robert Kahn y Vinton Cerf fueron los responsables de incorporar a la misma las capas de protocolos TCP/IP, que son las que permiten que nuestros datos viajen a través de la red por innumerables ordenadores y sepan a donde deben ir sin perderse. Finalmente, Tim Berners-Lee creó el protocolo HTTP, que es el que se emplean navegadores y servidores para entenderse entre sí cuando se visitan páginas web.

Como sucede en tantas otras cosas, otras muchas personas han colocado su grano de arena para que Internet sea lo que actualmente es. Sin duda, muchos de ellos también merecen este premio. Pero los cuatro finalmente escogidos son una magnífica elección.

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