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Diana Molineaux

Nuevo frente contra el terror

Con la victoria por más del 52%, el candidato independiente colombiano Álvaro Uribe no tiene que presentarse a una segunda vuelta y sus resultados corresponden a su entrada arrolladora en la liza electoral, con el asombroso salto en tan sólo medio año de político segundón a probable presidente del país.

Su arrollador ascenso, sin un partido tras de sí, acaba con la tradición de alternancia en el poder de los partidos Conservador y Liberal. Se trataría de un acontecimiento de mayor envergadura aún que la llegada al poder de Vicente Fox, quien puso fin a 70 años de dominio del PRI en México, si no fuera porque su espectacular empuje empezó dos meses después del 11 de septiembre, que dio un impulso renovado en todo el mundo a la lucha contra el terrorismo, con poca paciencia ya para la persuasión y las concesiones y mucho más apoyo para las soluciones tajantes.

Así como Washington declaró la guerra al terrorismo hace ocho meses, Uribe ya no busca la paz con las FARC, sino que tiene un respaldo por lo menos tácito en darles guerra sin cuartel, especialmente desde que las FARC lanzaron contra las elecciones una campaña terrorista que tan solo podía beneficiar a Uribe.

Los rumores, que el futuro presidente ha desmentido, de que él es el candidato de los paramilitares y que son estos grupos y los grandes terratenientes quienes le han procurado la organización y el dinero para una campaña en un país de más de 43 millones de habitantes, no han podido cerrarle el camino. Ahora tendrá que demostrar no sólo que es capaz de perseguir la violencia de la derecha, sino que su fórmula basada en la guerra contra las FARC es más efectiva que la rama de olivo ofrecida por Pastrana.

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