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El euro y las Bolsas

El euro está desconocido. Hace pocos meses hablábamos de los últimos episodios de debilidad de la moneda única y ahora, en cambio, escribimos sobre sus subidas. Y es que la divisa europea, que el miércoles marcó un cambio oficial de 0,9561 unidades por dólar, se ha situado en un nivel desconocido desde el 12 de enero de 2001. Pero no se llamen a engaño; esto no es mérito de nuestra moneda como tampoco eran tal culpa suya las caídas del pasado. Por el contrario, todo se debe al dólar.

El “billete verde” está perdiendo fuerza día a día. Los analistas consideraban que estaba sobrevaluado en un 25% respecto al euro, una situación insostenible con un déficit comercial tan abultado como el estadounidense. Pero ¿por qué estaba tan fuerte el dólar? Pues porque entró dinero a raudales en la bolsa americana, procedente de la Unión Europea, como consecuencia de la burbuja de las tecnológicas. Los inversores se las prometían muy felices ante lo que entonces se presentaban como ganancias increíbles y hoy son pérdidas multimillonarias en más de un caso. De esta forma, los inversores abandonaron al euro, provocando su caída, y se decantaron por el dólar, para fortalecerlo.

Ahora, en cambio, la situación es la contraria. De entrada, el potencial de revalorización de las Bolsas europeas es mucho mayor que el de Wall Street, a pesar de las últimas caídas. Además, el mercado de Nueva York sufre de una crisis de confianza como nunca antes se había visto, lo que ha provocado la salida en masa de los inversores. Unos se han refugiado en el oro, elevando la cotización del metal precioso a los máximos de hace una década; otros, en cambio, se han decantado por mantenerse en liquidez y los demás, más arriesgados, han cogido el camino de vuelta a Europa. Con ello, el dólar está perdiendo fuerza de forma notoria, mientras el euro gana terreno por este motivo. Esa tendencia seguirá mientras las perspectivas económicas para la UE sean mejores que las de Estados Unidos, y mientras las empresas europeas sigan cumpliendo sus previsiones de resultados. La cuestión está en saber cuánto tiempo durará la crisis de confianza en EE.UU. y cuándo terminarán los anuncios de revisiones a la baja de las previsiones de beneficio de las compañías norteamericanas. Ese momento será la verdadera prueba de la fortaleza del euro.

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