En su origen, la bandea era una insignia militar para distinguir el bando al que uno pertenecía. Más adelante, por extensión, la misma tela con los colores característicos pasó a simbolizar la nación a la que pertenecían los súbditos que la reconocían como suya. No debe extrañar que la bandera siga recibiendo honores militares en atención a su origen. Sin embargo, la bandera es hoy un símbolo de identificación de toda la sociedad. Lo más hermoso es que la bandera nacional suponga el respeto por las enseñas de otras naciones e incluso de otras entidades menores. Así, la bandea española puede ondear perfectamente junto a la de la Comunidad Autónoma de Madrid, la de la Universidad Complutense o la del Real Madrid.
En vascuence, “bandera” se dice “bandera”, con la significación dicha. Ahora bien, los vascos dicen también “ikurriña” pero solo para la bandera del País Vasco, que es también la del Partido Nacionalista Vasco. De ahí la guerra de las banderas. Si ondea la ikurriña no puede hacerlo ninguna otra; es excluyente. En cambio, la bandera española no excluye a las otras, tampoco a la ikurriña. Es una curiosa asimetría.

La bandera

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