La ministra Del Castillo acaba de decirles a los presidentes de los clubes más importantes que la próxima ronda no correrá de su cuenta (que al fin y al cabo es la nuestra), que no habrá plan de saneamiento ni niño muerto que valga, y que ellos ya son mayorcitos y sabrán lo que pueden beber por las noches. Porque lo cierto y verdad es que este fútbol nuestro nos ha dado ya (a todos, a los que nos gusta y también a los que no) varios "botellones", y al final nos ha tocado pasar la mopa, recoger las botellas de cava vacías, los confetis, los gorritos de papel y los "matasuegras". Consciente de todo ello, y viendo el desalentador panorama que empiezan ya a presentar algunos equipos de fútbol (ahí está el caso sangrante de la Unión Deportiva Las Palmas, aunque habrá más) nuestra ministra prefiere retirarse de la fiesta sin tomar ni una sola gota de alcohol, que luego tiene que conducir.
Al ministro de Silvio Berlusconi le pasará pronto lo mismo con su "calcio", y él también tendrá que negar tres veces a los dueños del Lazio, la Juventus o la Roma. Los 18 equipos de la Serie A –la Primera División española– han cerrado sus cuentas con 485 millones de euros menos obtenidos con respecto a la temporada pasada. Y no hace falta que venga Cristobal Montoro para explicar por qué. El "plan de estabilidad" no parece ir con Prodi, ni tampoco con los clubes italianos, que sólo han aumentado un 3% sus ganancias, mientras que han disparado las fichas de sus futbolistas. Los expertos dicen que hay que reducir hasta un 30% los salarios de los jugadores, y es que en el último campeonato la incidencia de los sueldos sobre el total de la facturación fue del 85%. ¿"Déficit cero"?... Ja, ja, ja. En la Lazio no saben lo que es eso: pasaron de unas pérdidas de 15,9 millones de euros en la temporada 2000/2001 a 54,4 en la 2001/2002.
Ignoro si es ya demasiado tarde para esquivar el mal ejemplo italiano. La Asociación de Futbolistas debe manejar datos muy certeros acerca de la situación económica real de los clubes españoles. A lo mejor, la ministra le ha preguntado a Gerardo González Movilla, y por eso precisamente huye de los presidentes de clubes como de la "bicha". El fútbol se ha acostumbrado a vivir muy por encima de sus posibilidades, y ahora que hay "vacas flacas" no hay empresario sensato que quiera jugársela en la ruleta rusa del gol. Mucho mejor la especulación inmobiliaria que esperar a que le suene la flauta a ese delantero nigeriano que recomendó aquel intermediario que, de repente y sin saber ni cómo ni por qué, desapareció de la faz de la tierra.

El mal ejemplo italiano
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