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EDITORIAL

La bandera no es de centro

No hace aún dos meses cuando, en pleno “repliegue estratégico” hacia el centro escenificado con la retirada del llamado decretazo, José María Aznar sorprendió a todo el mundo con la idea de que las autoridades civiles y militares homenajearan a la bandera los últimos miércoles de cada mes. Parecía una muestra de que, a pesar de todo, el PP defendiendo con firmeza y sin complejos la idea de España, precisamente cuando Ibarretxe y el PNV habían lanzado su ofensiva separatista y la E del PSOE había empezado a difuminarse por la mano de Maragall, López y Elorza.

Sin embargo, poco ha durado la valentía y la afirmación patriótica, que también han sido sacrificadas en aras del “consenso” con las “sensibilidades heridas” de socialistas y nacionalistas, a quienes les produce alergia cualquier cosa que pudiera fomentar el orgullo de sentirse español. La corrección política antiespañola fomentada por socialistas y nacionalistas (uno de los elementos característicos de eso que se ha dado en llamar el “centro”) ha desplazado, con la ayuda de una sesgada interpretación de las encuestas de intención de voto, el homenaje a ese sano patriotismo sin el que ninguna nación digna de tal nombre puede subsistir durante mucho tiempo. Tanto es así, y tan bien lo saben los nacionalistas, que en Cataluña y el País Vasco la senyera y la ikurrina son omnipresentes, muchas veces (sobre todo en el País Vasco) en detrimento de la enseña nacional.

La ceremonia de izado de la bandera se seguirá celebrando doce veces al año en la madrileña Plaza de Colón. Sin embargo, las autoridades civiles sólo estarán presentes en cuatro ocasiones: el 15 de mayo, festividad de San Isidro, patrón de Madrid; la onomástica del Rey, el 24 de junio; el 12 de octubre, fiesta nacional y Día de la Hispanidad; y el 6 de diciembre, día de la Constitución. En las otras ocho ocasiones, sólo habrá una “representación militar reducida” que, en palabras de Álvarez del Manzano, alcalde de la capital, será algo parecido al cambio de guardia que tiene lugar en el Palacio Real, al que no asiste ningún miembro del Gobierno.

El homenaje mensual a la bandera en presencia de las autoridades civiles y militares era una magnífica idea que podría haber servido como muestra de que, al fin, se habían superado todos los absurdos complejos tanto de la progresía como de la derecha en torno al patriotismo y la idea de España, poniéndose de este modo punto final definitivo a la transición. Sin embargo, el PP, con 10 millones de votos, mayoría absoluta y el apoyo de la gran mayoría de los españoles a esta iniciativa, ha sucumbido una vez más a los victimismos nacionalistas, de los que el PSOE siempre ha sido el paladín más fiel e irresponsable. Por lo que se ve, la bandera de todos los españoles no es de centro: sigue siendo de derechas.

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