Aunque lo niegue, Zapatero tiene un problema con las Juventudes Socialistas del País Vasco, que son una pandilla de alevines acobardados, pero no es el mayor. El verdadero problema, Zapatero lo tiene con Zapatero, incapaz de establecer sobre el País Vasco una doctrina coherente. Y tiene otro, además, con la lógica.
La teoría de que, como el nuevo secretario general de los jóvenes vascos del PP fue objeto de un atentado, no hay límites para el debate es una tontería indigna de un líder político de un país moderno. Todo debate, por el mero hecho de serlo, tiene límites, es decir, está sometido a reglas y principios. Pero no es esa la cuestión: la cuestión es que, según Zapatero, basta que a alguien le haya herido ETA para que pueda proponer un referéndum de autodeterminación, el acercamiento de los presos, la separación de otros perseguidos y el acercamiento al nacionalismo con el aval del líder del PSOE. A uno no le extraña que ETA actúe: basta que lo haga para que se puedan suscribir sus objetivos.
Es cierto que hay una verdad en las víctimas y, entre ellas, en Madina, el nuevo dirigente de las Juventudes Socialistas en el País Vasco. Pero no es otra que la constatación de que hay víctimas y verdugos, de que el problema vasco es el del intento de la imposición de un sistema totalitario con la violencia. Si Madina, que encarna esta realidad, cree que la paz es buscar puentes de entendimiento y coincidencias con los verdugos, deja de tener razón y no puede, sino con desvergüenza, alegar sus heridas y su pierna seccionada por una bomba para meternos de matute su indigencia intelectual.
Es duro decirlo, pero ya está bien de tanta tolerancia con la majadería. Zapatero parece incapaz de enfrentarse a quienes buscan una deriva en el PSOE que se resume en que vale todo aquello que moleste al PP o da la impresión de que le separa de los conservadores. Es la más iletrada y negativa versión del socialismo contemporáneo. En esa provincia, no hay límites para “el debate” y se puede proponer cualquier cosa, pero, cuando Nicolás Redondo y sus partidarios propusieron una política para retirar democráticamente a los nacionalistas del poder y terminar con ETA (la política, por cierto, con la que el PSOE ha obtenido el mayor respaldo electoral en los últimos treinta años), no hubo espacio para el debate y sí, sin embargo, límites muy concretos.
Zapatero, como digo, tiene un problema. Y otro... Y otro... Y otro...

Zapatero tiene un problema
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