¿Ha concluido la fiesta bursátil? Para algunos analistas, que esperaban para este año una subida de la Bolsa de alrededor de un 10%, los tiempos de subidas han llegado a su fin después de que el viernes el Ibex 35 cerrase con una caída del 2,3% y una ganancia acumulada en lo que va de año del 7,3%. Para otros, en cambio, el parqué español todavía tiene mucho que dar que hablar, para bien.
La jornada del viernes fue atípica. En el mismo día coincidieron la natural recogida de beneficios tanto del fin de semana como de varios días consecutivos de subida, el vencimiento mensual de opciones y futuros, la publicación en Estados Unidos de algunos datos macroeconómicos y algunos resultados empresariales negativos y el hallazgo en Irak, en la tarde-noche del jueves, de once ojivas de misiles capaces de transportar armamento químico. Este cóctel explosivo normalmente hubiera provocado un desplome dramático de las cotizaciones, del orden de cuatro o cinco puntos como mínimo. Sin embargo, el Ibex 35 no sólo bajo el 2,3% sino que, después de Londres, Madrid fue la plaza bursátil europea con mejor comportamiento ese día. El mercado español, por tanto, ha transformado en capacidad de aguante lo que hasta ahora era fuerza para subir y esa transformación puede revertirse en cuanto las circunstancias empiecen a cambiar. Por tanto, no hay por qué ser pesimistas.
Pero vayamos a los datos reales que avalan la posibilidad de un buen año bursátil. Por supuesto, todo depende de si hay o no guerra contra Irak y de la duración de la misma. La ausencia de conflicto o una guerra breve darían alas a los mercados. Una duración mayor, en cambio, sería un problema porque afectaría de forma negativa al crecimiento económico y, por tanto, a los precios de las acciones. Sin embargo, las apuestas de los mercados, hoy por hoy, se decantan por una intervención breve o, incluso, por la posibilidad de que Sadam Hussein pueda abandonar Irak justo antes del inicio del ataque estadounidense para buscar refugio en Libia. De hecho, el precio del petróleo para entrega en marzo bajó el viernes el 1%, lo que indica que el mercado del crudo descuenta un conflicto breve; en caso contrario, el ‘oro negro’ se hubiera disparado. Además, la Bolsa de Irak sigue subiendo –lleva ganado más de un 50% en dos meses– porque descuenta ya la derrota o la salida de Sadam. En consecuencia, si los inversores no se equivocan, la guerra será algo pasajero que no causará demasiados daños en los mercados de valores por lo que, para hablar de perspectivas para el conjunto del año hay que empezar a considerar otros aspectos.
Uno de ellos es que la Bolsa española se encuentra muy infravalorada. Los análisis indican que el Ibex 35 tendría que estar actualmente en el entorno de los 7.500 puntos y se encuentra 1.000 puntos por debajo. Y es que muchas empresas cotizan hoy a los mismos precios que hace cinco años cuando su valor real y sus beneficios son mucho mayores. En consecuencia, aunque sólo sea porque las acciones se acerquen a su valor de equilibrio, la Bolsa subirá. Prueba de estas infravaloraciones se encuentran todos los días. Hace un año, por ejemplo, los analistas calculaban que el Banco Popular tenía un precio objetivo a doce meses de 45 euros por acción. Esa cotización nunca llegó a alcanzarse a pesar de que la entidad que presiden los hermanos Valls está cumpliendo con sus previsiones de beneficios. Este es uno de los muchos ejemplos de infravaloración de acciones que se pueden poner. Otros más pueden ser Gamesa, Ferrovial, ACS, Acciona, Gas Natural,... es decir, prácticamente todas las empresas del Ibex 35 con la excepción de los pesos pesados –Telefónica, Endesa, SCH, BBVA, Iberdrola y Repsol YPF. Y esas compañías tienen un potencial de revalorización a lo largo del ejercicio que oscila entre el 15% y el 30%, e incluso más. Es decir, por lo que a los valores pequeños y medianos se refiere, las previsiones de casas de bolsa como Cajamadrid, Goldman Sachs o JP Morgan, que prevén una subida del mercado del 30% ó 40% este año, están justificadas.
Esos resultados, sin embargo, no se pueden alcanzar sin el concurso de los pesos pesados que, en conjunto, suponen más del 60% del Ibex 35. Pero para estos valores, las cosas están cambiando a mejor y pueden aportar su granito de arena. La mejora de la situación económica en Brasil, la eliminación de las restricciones cambiarias en Argentina y la posibilidad de cerrar en breve un nuevo acuerdo con el FMI, están propiciando una mejora de los balances y de las previsiones de resultados de los grandes de la Bolsa quienes, en mayor o menor grado, tienen muchos intereses en la región. De hecho, a lo largo de las últimas semanas, las principales casas de Bolsa de todo el mundo han empezado a revisar al alza las recomendaciones y los precios objetivos de estas empresas.
Luego la propia realidad interna de las compañías está propiciando un mayor potencial de revalorización. Iberdrola, por ejemplo, no hace más reunir galardones de ‘la eléctrica preferida en Europa’ de las principales casas de bolsa, gracias a su balance saneado y a la valoración cada vez más positiva que hacen los analistas del plan estratégico de la compañía. Endesa, a su vez, está procediendo al saneamiento de su balance mediante la venta de activos, lo que le está deparando una mejora de recomendaciones y precios objetivos. Por su parte, Telefónica continua con su proceso de saneamiento al tiempo que aborda nuevas operaciones empresariales, como la adquisición de TCO en Brasil por parte de su filial de móviles y en una ‘joint venture’ con Portugal Telecom. Mientras tanto, los dos grandes bancos readaptan sus estrategias de negocio y sanean sus balances con la venta de participaciones industriales y Repsol se vuelca cada vez más en su proceso de penetración en el mercado de electricidad. Todo ello, unido a la progresiva mejora de la situación en Latinoamérica, está propiciando una subida de las recomendaciones de estos valores ante la expectativa de unos mayores beneficios, con lo cual los grandes también apoyarán que la subida del Ibex 35 este año no tenga techo en el nivel de los 6.600 puntos alcanzado el pasado jueves.
Por otra parte, las subidas de este año se han producido con volumen de negocio, entre otras cosas porque los pequeños inversores empiezan a retornar a la Bolsa, bien directamente, bien a través de los fondos de inversión, puesto que la crisis de confianza que desató el caso Enron empieza a superarse. Además, las perspectivas de crecimiento para la economía española hablan de aceleración, impulsada, entre otros motores, por la rebaja de impuestos que acaba de entrar en vigor, y eso se notará no sólo en el aumento del PIB sino también, y sobre todo, en los beneficios empresariales y las cotizaciones de las acciones. El escenario, por tanto, sigue siendo alcista, con las salvedades propias de la guerra contra Irak.
¿Hasta dónde puede llegar la Bolsa? En esto, los analistas no se ponen de acuerdo. Los hay, como el SCH, que hablan de los 7.500 puntos; como Cajamadrid, dicen 8.500; y algunos otros más, como Ahorro Corporación, dicen que en el escenario más optimista de todos el Ibex 35 podría terminar el año en los 9.500 puntos. Alcanzar un nivel u otro dependerá de tres factores básicos: la duración y solución del problema de Irak, la evolución de los tipos de interés y la marcha de la economía.

Razones para el optimismo

En Portada
Servicios
- Radarbot
- Curso
- Inversión
- Securitas
- Buena Vida
- Reloj Durcal