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EDITORIAL

Sadam no merece el beneficio de la duda

La trayectoria de Hans Blix al frente de las inspecciones de desarme de la ONU en Irak no le distingue precisamente como el más sagaz de los funcionarios de Naciones Unidas en la materia. En anteriores inspecciones previas a la Guerra del Golfo afirmó que nada había que temer de Irak, cuando en realidad Sadam tenía sus arsenales repletos de armas químicas y estuvo a punto de obtener armas nucleares, como pudo comprobarse en las inspecciones posteriores a la victoria de la coalición internacional; giradas, por cierto, en contra del criterio de Blix, quien se oponía por método a las inspecciones-sorpresa de uno de sus subordinados, que fueron precisamente las que revelaron los arsenales ocultos de Sadam.

Por ello, cuando hasta el propio inspector Blix –el favorito de Sadam, avalado por Francia y Rusia aun a pesar de sus graves errores pasados– cree que el dictador iraquí puede estar ocultando armas químicas y biológicas y afirma que existen indicios claros de que su régimen ha continuado desarrollando su programa de armas químicas y de misiles de alcance superior al permitido por las resoluciones de la ONU, las fundadas sospechas de que Sadam habría incumplido sistemáticamente el desarme impuesto por Naciones Unidas se transforman en una cuasi-certeza aun para los más escépticos.

Desde que en 1998 fueron expulsados los inspectores de la ONU, Sadam ha tenido tiempo suficiente como para fabricar armas prohibidas y ocultarlas en los lugares más recónditos e insospechados de Irak. Y la franca obstrucción de las autoridades iraquíes en las labores de inspección hasta hace muy pocos días es otro indicio más –quizá el más revelador– de que Sadam intenta por todos los medios borrar las pistas de sus arsenales. Además de que los documentos oficiales contradicen en muchas ocasiones lo descubierto por los inspectores, se han encontrado documentos sobre armas de destrucción masiva en la caja fuerte del domicilio de un científico iraquí; y Sadam aún no ha aportado pruebas de que destruyera en 1991 todo el ántrax de que disponía. Antes al contrario, los inspectores afirman que existen indicios de que los científicos iraquíes han conseguido mejorar otras armas químicas como el agente BX. Por otra parte, Mohamed El Baradei, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, si bien declara que no ha encontrado pruebas de que Irak posea armas nucleares, advirtió que no podrá afirmar que éstas no existen si el gobierno de Bagdad sigue sin facilitar información verificable y sin prestar una colaboración más activa.

Con todo, los inspectores desean seguir investigando para encontrar las pruebas definitivas del incumplimiento de las resoluciones de ONU en materia de desarme, dando a entender que, aun a pesar de que Sadam ha violado varias de las restricciones impuestas en materia de importación de material para la fabricación de armamento, no podrá afirmarse que Irak oculta armas prohibidas, por lo que han solicitado más tiempo para seguir inspeccionando. Es decir, los inspectores no se darán por satisfechos hasta que encuentren los misiles cargados con ojivas químicas, biológicas o nucleares operativos y listos para su lanzamiento. Misión prácticamente imposible mientras los funcionarios de Sadam sigan poniendo piedras en el camino de los inspectores.

Como señaló Ari Fleisher, portavoz de la Casa Blanca, la resolución 1441 de la ONU exige de Irak una cooperación inmediata y una relación completa de sus arsenales, algo que Sadam no ha cumplido ni parece estar dispuesto a cumplir a no ser que se le obligue por la fuerza. Y en estas circunstancias, más tiempo para los inspectores significa más tiempo para que Sadam oculte aún más eficazmente aquello que no quiere que los inspectores vean, así como nuevas excusas para los que se oponen a la intervención militar, quienes estarían encantados de que, después de otro mes más, Blix y los suyos siguieran sin encontrar lo que es imposible de descubrir: las baterías de misiles cargados con ojivas químicas o nucleares ya preparadas para disparar. Sería estúpido por parte de Sadam no aguardar a que se vayan los inspectores para acabar de montar sus misiles.

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