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Ignacio Villa

La desvergüenza nacionalista

El último asesinato de la banda terrorista ETA, la muerte a balazos de Javier Pagazaurtundua, ha puesto en evidencia la dura y triste realidad política del País Vasco. Ha enseñado a todos, incluso a los más escépticos, que el nacionalismo convive sin tapujos con el mundo del terrorismo. Es la esquizofrenia llevada a las Instituciones; una actitud que no se puede ni mantener, ni disimular durante más tiempo.

Lo que ha ocurrido este fin de semana en Andoain, por desgracia, no puede sorprender a nadie. Con este nuevo asesinato etarra aflora una perversa actitud de apoyo a todo el entorno del terrorismo. No hay dudas, no hay márgenes para la interpretación: desde el nacionalismo vasco se dejan las puertas abiertas para que el brazo político de ETA pueda actuar sin frenos, para que desde Batasuna se ofrezca cobertura a los pistoleros de la banda terrorista, para que los asesinos asesinen a cara descubierta.

El nacionalismo vasco tiene constreñidas las Instituciones, utiliza el control social en su beneficio, trabaja en favor de los terroristas a cambio de permanecer en el poder. Sabemos las formas y las maneras de hacer política de Ibarretxe, conocemos la doble cara que utiliza el responsable del Gobierno vasco a la hora de afrontar el terrorismo, sufrimos la clara predilección que muestra el Lehendakari hacia el mundo de Batasuna; y por lo tanto esperábamos la hipócrita reacción que ha tenido Ibarretxe: ojos llorosos, palabras compungidas y por debajo de la mesa permitir y colaborar para que ETA y su entorno se asiente en las Instituciuones vascas. ¿Quién puede creer a un político que dice llorar estos asesinatos y que después permite a Batasuna, gracias al apoyo del nacionalismo, que pueda gobernar en tantos y tantos Ayuntamientos del País Vasco?

La muerte de Pagazaurtundua ha dejado al descubierto, para los pocos que podían tener dudas, que desde el PNV y desde EA se da oxígeno, se ayuda y se fomenta a ETA, a Batasuna y a todo su mundo. Y si a alguien, todavía, le pueden parecer estás afirmaciones exageradas, deberá de reconoce que sólo existe un camino para la rectificación: el nacionalismo vasco tiene la llave, tiene en su mano que Batasuna deje de gobernar en muchos Ayuntamientos, que Batasuna pase a ser una fuerza política marginal y aislada. Es el nacionalismo vasco quién se empeña, una vez tras otra, en sacar a Batasuna de un posible aislamiento político y social. Esta ultima acción terrorista de ETA ha dejado pues en evidencia al nacionalismo vasco, en una evidencia atroz. Una auténtica desvergüenza política.

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