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EDITORIAL

CiU con el diario de ETA

El grupo de CiU en el consistorio de la Ciudad Condal propondrá en el próximo pleno que la ciudad de Barcelona se anuncie en el sustituto de Egunkaria, Egunon, para “apoyar la libertad de expresión y la ley de prensa y mostrar su respaldo al único medio de comunicación escrito íntegramente en vasco”. No cabe duda de que, en otra época, hace treinta años, cuando existían delitos políticos y no había plena libertad de prensa, la actitud de los concejales de CiU hubiera sido laudable, poco menos que heroica.

Sin embargo, en el seno de un Estado democrático y de derecho, la iniciativa de los concejales barceloneses de CiU, muy lejos de ser un gesto noble, no es más que deslealtad institucional de la peor especie –además de poner en duda la independencia del juez, CiU propone colaborar abiertamente en un fraude de ley, como es Egunon, el sustituto de Egunkaria– al servicio de la “causa” nacionalista y de intereses electorales. Las elecciones municipales están cerca, y la codiciada alcaldía de Barcelona bien merece un poco de demagogia que permita sumar algún voto de ERC o incluso del PSC, que gobierna actualmente la Ciudad Condal. Y, por otra parte, siempre que el PNV se mete en algún callejón sin salida –como les ha sucedido a Anasagasti e Ibarreche al hacerse eco de las denuncias de torturas presentadas por los colaboradores de ETA en Egunkaria–, CiU, como beneficiario indirecto de la estrategia separatista de los nacionalistas vascos, corre a echar un capote a sus aliados en la larga lucha por la desmembración y destrucción de España, como sucedió con la “Declaración de Barcelona”.

No es preciso repetir aquí que el diario Egunkaria fue cerrado, con todas las garantías del Estado de Derecho, por orden de un juez, quien se ha apoyado en sólidas pruebas e indicios de que el diario en lengua euskérica obedecía órdenes directas de ETA. El cierre de Egunkaria nada tiene que ver, pues, con la libertad de expresión o con atentados contra la cultura vasca; a no ser que el concepto de libertad de expresión incluya para CiU y el PNV el de apología del terrorismo, claramente tipificado en el Código Penal, o que se identifique a los poco más de 15.000 lectores del clausurado diario como “la cultura vasca”.

La escasa aceptación de la prensa exclusivamente en vasco –Egunkaria era el único diario– o en catalán, aun a pesar de las fuertes subvenciones, no parece desanimar a los nacionalistas vascos o catalanes, quienes poco a poco pretenden imponer el vasco y el catalán como lenguas únicas. Hoy empieza a ser difícil en el País Vasco encontrar centros educativos públicos que impartan enseñanza en castellano, y prácticamente imposible en el caso catalán. En Cataluña el castellano está marginado y la intención de CiU es convertir al catalán en lengua única, pasando por encima de la Constitución. El hecho de que su web sea exclusivamente en catalán –no se aceptan castellano-hablantes– da una idea de la intención monolingüista –totalitaria, cabría decir– de los nacionalistas catalanes, y de que para ellos –y para los nacionalistas vascos– la única cultura digna de tal nombre es la que emplea como vehículo la lengua autonómica. Aunque se trate de apología del asesinato y del terror.

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