Entre las muchas aficiones extrañas que tenemos los informáticos, existe una relativamente nueva llamada modding. No es un deporte de riesgo ni tiene nada que ver con el acoso sexual. Se trata de la construcción de un ordenador a medida, cuidando cada detalle al máximo. Es como tener un coche siempre a punto, con las piezas escogidas una a una, como tanto hemos visto hacer en las películas.
El reducido tamaño de los componentes y, sobre todo, de las placas madre de algunos fabricantes, han permitido que la personalización vaya más allá e incluya la fabricación casera de ordenadores muy pequeños y con las formas más variadas. Un buen ejemplo es el uso de la carcasa de una tostadora para alojar en su interior un PC relativamente potente y con una grabadora de CDs instalada, como no podía ser menos, en la ranura de donde antes surgían las tostadas.
Se han instalado pequeños ordenadores de este tipo dentro de construcciones de LEGO, pequeñas casas de madera, latas de cerveza (de 5 litros, eso sí), cajas metálicas que habitualmente servían para llevar la merienda, cascos de motorista, latas de gasolina, coches de modelismo, maletines, cigarreras, cajones, muñecos de peluche e, incluso, marcos de cuadro en el que la pintura se sustituía por una pantalla TFT.
A pesar de que no suele ser su motivación principal, estas pequeñas maravillas sí tienen algunas utilidades prácticas. Se les puede instalar un receptor de infrarrojos que permita controlarlas por medio de mandos a distancia y buena parte de los modelos, de baja potencia, no requieren los ventiladores que hacen que los ordenadores suenen a ordenador. De modo que pueden usarse como silenciosos reproductores de DVD, CD, MP3, DivX e, incluso, como decodificadores de Canal +, todo en uno.
Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.

El modding

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