Más que indignación, siento vergüenza. Vergüenza de que hayan sido voces de la izquierda española las que se nieguen, tanto en el Parlamento Europeo como en el de Andalucía, a condenar la represión de la dictadura de Cuba. Y no sólo se niegan a la condena, sino que comprenden el encarcelamiento de disidentes –imagino que como el de homosexuales– porque hay un embargo comercial de Estados Unidos.
Para ello, mienten. Porque no hay bloqueo alguno al régimen totalitario de Fidel Castro que, por cierto, hace buenos negocios con España como con muchos otros países. Una mentira que justifica un crimen y que coloca los derechos humanos y la seguridad jurídica, según la vergonzosa teoría política de este sector de la izquierda española, al albur de las circunstancias interpretadas por el totalitarismo del régimen, es decir, desprotegidos, inexistentes.
Como a Martínez –un europarlamentario socialista colaborador de todo comunismo represor y antidemocrático– le debe dar reparo hasta su misma argumentación, presenta a Cuba como un país en guerra “tan real como la guerra de Irak”, lo que justifica todos los desmanes de Castro, la dictadura y el robo del régimen a los ciudadanos de la isla. Este socialista totalitario vuelve a mentir, insulta a las víctimas de la dictadura Cubana y avergüenza en el Parlamento Europeo a todos los demócratas españoles. De la mano de Izquierda Unida –en la que cualquier parecido con la democracia es un espejismo– el socialismo español se ha llenado de oprobio.
Y en Sevilla, lo mismo. Condenar a Castro es, para el PSOE de Chaves y para los comunistas andaluces, utilizar partidistamente la situación de Cuba y obviar “el bloqueo al que está sometida por Estados Unidos”. Más mentiras para avalar el totalitarismo y la violencia de Estado. Que lo escupan así, cuando siguen desplegando toda la demagogia ante la guerra de Irak, demuestra hasta qué punto la izquierda española es ultramontana, refractaria al sentido común y enemiga de la libertad. Una vergüenza.
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