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Germán Yanke

Rajoy y la oposición

El apoyo de los dirigentes populares a Mariano Rajoy no será, desde luego, su mayor patrimonio político. Junto a su capacidad y la de sus colaboradores, el nuevo candidato del PP cuenta con una ayuda imprescindible para el debate político próximo: la calamitosa oposición.

Más allá de algunos gestos de escasa educación, analicemos brevemente el mensaje. Por un lado, el infantilismo, porque sólo a eso responde que, ante las groserías de Alfonso Guerra sobre Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero ría. Por otro, retórica vacía, como la de la nueva portavoz del PSOE, Carmen Chacón: si Aznar hubiera querido cambio habría elegido a Gallardón, si un sucesor con personalidad, a Rato. Quiere continuismo, dice la portavoz, que debe significar que quiere que el PP vuelva a ganar. ¿Por qué la han elegido a ella como portavoz? ¿Por afán de cambio? ¿Por personalidad? Además, idiocia política, como la de Gaspar Llamazares, que no comento más allá de la referencia porque, como a Flaubert y a Unamuno, la mentecatez me parece lo más lamentable del mundo. Y, por último, favores atontolinados, como los que (PSC, PNV y CiU) le deparan con apariencia de crítica: lo que se mantendrá es la política del PP. Al parecer, en sus partidos se practica la política contraria a los mismos. En CiU, por cierto, les parece mal el sistema de elección y prefieren, qué desvergüenza, el de Más, al que fue ajeno, como todo el mundo sabe, Jordi Pujol.

Así que Mariano Rajoy, desde el partido o desde el Gobierno, puede ocuparse de los ciudadanos. De la oposición, se ocupa ella misma. De los ciudadanos y de la televisión pública, que en la tarde del lunes llaman a Hamas “movimiento de resistencia palestino”.


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