Menú
EDITORIAL

La sinrazón de nuestra huida de Irak

Cuando las organizaciones terroristas islámicas están exigiendo, bomba en mano, tanto en Bagdad como en Madrid, la retirada de las tropas aliadas de Irak, acceder a sus pretensiones alegando que este era un compromiso electoral previo al 11-M, no sólo muestra el empecinamiento en el error de negar que Irak constituye un campo de batalla contra el terrorismo de Al Qaida, sino que constituye una infame propaganda y justificación de los objetivos terroristas. Sabemos que hay diarios que dan lecciones de centrismo que, antes del 11-M, no tuvieron empacho en “servir de plataforma a grupos que practican la lucha armada” en Irak  y que dedicaron sus portadas a terroristas encapuchados. Pero ya va siendo hora de que estos medios vean su equívoco y su manipuladora visión sobre Irak a la que les ha abocado su patológico antiamericanismo. Más aun, después del conmovedor exhorto que el viernes pasado dirigió en Madrid el ministro iraquí de Exteriores, Hoshiar Mahmud Zibary a Zapatero para que reconsiderase su decisión de retirar a nuestras tropas; más aun, después del comunicado de este fin de semana del grupo terrorista que reivindicó el 11-M que ha dado un plazo de un mes a nuestro Gobierno para que abandone Irak y Afganistán.
 
Quienes han servido inconscientemente a Felipe González y a Prisa a colocar a Zapatero al frente del Gobierno no se contentan, a diferencia de estos, con que el PP haya perdido las elecciones. De hecho, no era ese su objetivo, por mucho que, con ocasión de los atentados de Casablanca, fueran los primeros en lanzar la infame tesis de que “la oposición podría colocar los atentados de Casablanca en el otro plato de la balanza contra el Gobierno”. Fue González el que, a raíz de esa línea editorial de El Mundo, dio el timonazo en la sección editorial de El País para que este diario dejara de considerar “una imprudencia, cuanto menos, afirmar que los atentados son una respuesta directa a la posición que ha mantenido el Gobierno de Aznar sobre la guerra de Irak”.  Aunque la estrategia de echar contra el Gobierno los muertos de un atentado no era, pues, original por parte de Prisa, sus medios de comunicación la explotaron como suya hasta niveles nauseabundos los días posteriores a la masacre madrileña del 11-M.
 
Una vez conseguido el poder, no sabemos que hará el Gobierno de Prisa respecto a Irak. Las últimas declaraciones de su títere y futuro presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, apuntan a que "debe haber un consenso internacional" aunque considera necesario que los soldados españoles permanezcan en Irak "en estos momentos tan difíciles". Ya veremos en que queda. Lo que sabemos—por supuesto, por la prensa internacional— es el descrédito y la enorme irresponsabilidad en la que incurriría Zapatero de llevar a cabo esa retirada. The Washington Post ha denunciado que “los islamistas de todo el mundo pueden comprobar que hay importantes y duraderos resultados políticos y estratégicos a favor de su causa. Lo que la Unión Soviética no consiguió en los 45 años de Guerra Fría, Al Qaeda lo ha hecho en tres días: un aliado europeo clave se ha desvinculado de una alianza creada por un presidente de Estados Unidos”.
 
Mientras tanto, los medios que en España sienten horror al ver en el horizonte la posibilidad de quedarse solos en compañía de los terroristas y la extrema izquierda —y la extrema derecha, por cierto—pidiendo la retirada de las tropas en Irak, nos salen ahora con reportajes ad hoc en los que se nos asegura que la “población de Diwaniya pide que los españoles se vayan cuanto antes”. Y es que El Mundo se lo ha preguntado a una directora de colegio, y a una periodista y hasta una enfermera de esa localidad iraquí.
 
Hay que decir que El Mundo no se atreve a desmentir —tampoco los menta— a todos los sondeos que dan un mayoritario respaldo de la población iraquí a la presencia de las tropas aliadas que combaten allí el terrorismo. No. Los escogidos testimonios de El Mundo, más bien, lo que denuncian, no es tanto la presencia aliada, como la supuesta poca implicación de la brigada plus ultra en las labores de seguridad. Lo que les reprochan a los soldados españoles es que supuestamente “permanezcan acantonados”, “más pendientes de su seguridad que de la de los iraquíes”. Según su editorialista, “el Gobierno, consciente del coste político de las bajas en una misión masivamente rechazada por los ciudadanos españoles— ha dado prioridad desde el primer momento a la seguridad de las tropas, restringiendo sus movimientos y los contactos con la población, lo que ha provocado ese alejamiento que lamentan los iraquíes”.
 
Si lo que reprochan los iraquíes de ese reportaje es la poca implicación de los soldados españoles en su seguridad, la derivación lógica sería exigir una mayor asunción de riesgos y de tropas en pro de la seguridad de los iraquíes, no la retirada inmediata por la que sigue abogando incansablemente El Mundo.
 
Dando por ciertas esas quejas de los ciudadanos de Diwaniya, ¿de quien es responsabilidad, si no de diarios como El Mundo, de que la mayoría de los españoles esté en contra de una arriesgada misión de la que nadie debería dudar que estén necesitados los iraquíes? ¿Quién, sino El Mundo, ha arremetido contra la presencia española en Irak cada vez que se ha producido una baja? ¿Cuántas veces se ha confundido a la opinión pública española llamando a los terroristas, resistentes? Ahí están las hemerotecas para dejar constancia de que la manipulación mediática de la que hicieron uso los terroristas nació mucho antes del 11-M.

Temas

En España

    0
    comentarios