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Ceremonias de verano

Cabe preguntarse por qué el 60 aniversario del desembarco aliado en Normandía, que comenzó el 6 de junio de 1944, ha cobrado este año más epopeya que las anteriores conmemoraciones. Pues es bien sencillo, aunque ocultado, se han utilizado estas fechas para teatralizar, y así lo presenta la prensa, la “reconciliación” entre los USA y Europa. Esta es al menos la visión francesa, la mentira francesa, porque la mayoría de los países europeos, Reino Unido, España, Portugal, Italia, Polonia, Hungría, etcétera, estuvieron, con sus dimes y diretes, con una participación activa, o meramente simbólica, mucho más a favor de los USA, y de su intervención militar en Irak, que a favor de Francia y Alemania, pero este “eje del mal”, en minoría, ha logrado, sin embargo, copar fraudulentamente, la voz oficial de Europa. Eso no quita que la insistencia de Chirac sobre la vieja amistad de Francia con los USA, que perdura hoy, puede perfectamente interpretarse como una confesión de derrota de su política antiyanqui y de sus deseos de restablecer buenas relaciones. Porque el Reino Unido, no necesita restablecer nada en este sentido.
 
Pero el problema iraquí no está zanjado y Francia no hace nada, al revés, para colaborar con los USA y el Reino Unido en busca de una solución. En sus discursos, el presidente Bush hizo un paralelo entre la intervención militar norteamericana para liberar Europa del nazismo y la intervención militar contra la tiranía iraquí, en ambos casos se trataba de la defensa de la libertad y de la democracia. Esto no gustó a muchos comentaristas y políticos galos: “No tiene nada que ver”, afirman. Lo siento, señores, pero algo tiene que ver, y ese algo es efectivamente la democracia, incluso si las fuerzas en presencia, en ambos casos, no puedan compararse. Dejemos a los veteranos supervivientes recoger sus banderas, a las colegialas invitadas volver a sus colegios (esperamos que con alguna cita clandestina), las tropas a sus cuarteles, las playas de Normandía a sus veraneantes, y los discursos al viento. Ni siquiera comentaré el noviazgo Chirac/Schröder, cuyos abrazos bien podrían resultar ser una nueva versión del beso de Judas. No importa, ¡todo para bien, y viva el desembarco! Lo digo en serio.
 
Volvamos pues, a las cosas de andar por casa, como las elecciones europeas, eclipsadas estos días por esas ceremonias conmemorativas. El otro día encontré en mi buzón dos octavillas de propaganda para estas elecciones: una del PS, otra de la UMP (no había más). La del PS anunciaba un mitin, con la lista de los oradores y una sola consigna: “Y ahora, la Europa social”. La de la UMP, era más explícita, con algunas propuestas, por ejemplo: sí a un referéndum sobre el proyecto de constitución europea, (Chirac aún no ha decidido si referéndum o voto en el Parlamento), y no a la adhesión de Turquía (Chirac dice si, pero no ahora). Sólo por aquello de Turquía valdría la pena votar UMP. De todas formas, según los sondeos, la prensa y mi vecina, la gran triunfadora de estas elecciones será la abstención. Pero puede ocurrir que los sondeos, la prensa, y no hablemos ya de mi vecina, se equivoquen, y que a una mayoría de franceses zapeen contra Europa. No les veo votar a favor.
 

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