El resultado del primer referéndum que se celebra en Europa sobre la mal llamada Constitución europea supone un sí mermado, fané y descangayado, que deja en un lugar más que mediocre a su promotor, el Gobierno socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. Los españoles han batido un récord al conseguir el peor índice de participación de la historia de la democracia y la peor participación en un referéndum europeo, excepción hecha de Irlanda con el Tratado de Niza.
Lo más destacable es que ZP Plus es un presidente sin credibilidad y que ha demostrado que sigue en campaña. “Hoy nadie ha perdido” ha dicho el jefe del Ejecutivo. Quizás si hubiera mencionado la abstención habría sonado algo más creíble. Pero quien se ha llevado la palma en sectarismo y mal perder con la mirada puesta en los comicios vascos ha sido José Blanco.
El secretario de organización del PSOE ha protagonizado el ataque más barriobajero jamás visto tras un proceso electoral. En su intervención ante la prensa, ha arremetido contra el único partido con sentido de Estado, estigmatizándolo como extremista, mientras aplaudía con las orejas a sus socios de la ultraizquierda independentista.
Blanco ha dicho, que en el voto del no se encuentra “el sector de la derecha radical del PP”. Para ello, ha significado que en los distritos de Salamanca, Chamartín, Chamberí o Retiro, donde el PP arrasó en las generales, el voto contrario ha superado en 10 puntos a la media de la comunidad de Madrid. Y a tal objeto ha señalado a La Moraleja, con un 37 por ciento de papeletas negativas, como el ejemplo de la extrema derecha radical.
Quizás el secretario de organización del PSOE esté ayudando a Carod Rovira a señalar en el mapa dónde deben realizar sus “ekintzas” los terroristas de ETA, bendecidores de sus futuros nuevos socios. O quizás sólo está cumpliendo lo que ERC le exige: infamar y aniquilar al PP en España.
En cualquiera de los casos, los españoles no se merecen un partido de Gobierno tan mezquino e hipócrita. Una formación que señala como extremistas a los barrios que votan PP ignorando que el radicalismo real y no el ficticio es el que le sustenta para ocupar el poder a costa de la integridad democrática de España. Pasado el Referéndum Plus, entramos en el cuerpo a cuerpo de un PSOE que ya se ha quitado la careta, dispuesto a destrozar a la derecha a cambio del apoyo de quienes quieren romper con España.
