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Juan Carlos Girauta

Top secret

Creo que diez años después ha vuelto a hacerles la cama. Y que Rodríguez recibió a Mas en la Moncloa conociendo la agenda convergente mejor que don Artur.

Cada vez que trasciende algún pormenor relativo al espionaje nacionalista –que, aunque chusco, existe–, inevitablemente el guión se aparta de los cánones de Le Carré –y no digamos de los de Graham Greene– para caer en los esquemas de una sit com de TV3. Canal en el que se centra, justamente, el último hallazgo en delaciones, el último grito del comisariado político: un informe de 1993, recién descubierto, aconsejaba vigilar de cerca a varios profesionales de la televisión autonómica, como Àngels Barceló o Salvador Alsius, tachados textualmente de "quintacolumnistas", "antinacionalistas" y "botiflers".

Desde los mortadelos de Macià Alavedra, primer servicio de inteligencia (?) de la Generalidad, pasando por los delatores de botiflers, hasta las actuales filtraciones convergentes, que enseguida les contaré, la incapacidad nacionalista para urdir algo parecido a un núcleo activo de agentes en la sombra contribuye a tranquilizarnos: nunca llegarán a nada. Eso sí, mientras jugaban al espionaje de la señorita Pepis, se lo montaban de miedo con sus porcentajes. Pero vayamos a las filtraciones:

Me lo cuenta personalmente el alto dirigente de Convergencia Democràtica de Catalunya que lo protagonizó. Sus motivos, a cara descubierta cuando ocupa aún un puesto de responsabilidad en el partido, se me escapan. Año 1996; el PP ha obtenido una mayoría insuficiente para formar gobierno. Mantiene buenas relaciones con el PNV, pero ni con sus votos se alcanza la mitad más uno. Son necesarios los escaños de CiU. La famosa reunión del Hotel Majestic de Barcelona viene precedida por una negociación en Madrid. La delegación popular la encabeza Rato; en la nacionalista están Duran i Lleida, Homs y Sánchez Llibre (íntimo amigo de Rato, a quien ha introducido en Baqueira).

El hecho es que Rato conoce de antemano todo lo que CiU piensa solicitar a cambio de su apoyo. Los nacionalistas se quedan boquiabiertos cuando, punto por punto, el popular se les adelanta y presenta lo que el futuro gobierno está dispuesto a conceder: despliegue de los Mossos d’Esquadra, porcentaje del IRPF, arreglos en la ley de costas, control de las prisiones... Se permite excluir de pasada, y expresamente, uno solo de los puntos que CiU lleva preparados: presencia en la UNESCO. Antes de empezar a hablar, la delegación nacionalista ya ha conseguido seis de los siete máximos que iba a defender. Con su habitual sagacidad, regresan a Barcelona felicitándose por su estupenda negociación y por sus logros.

Mi inesperado confidente se aleja por el puente de madera que une el Maremágnum con Colón mientras yo apuro el café. Me ha dejado algunos papeles. Y también una poderosa sospecha: creo que diez años después ha vuelto a hacerles la cama. Y que Rodríguez recibió a Mas en la Moncloa conociendo la agenda convergente mejor que don Artur.

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