Toque de queda
Prodi no es un hombre "nuevo"; ya fue primer ministro y fracasó, y presidente de la Comisión Europea, donde pudo demostrar su ineficacia, salvo en la ayuda a los terroristas palestinos.
A la derecha francesa le chifla la izquierda extranjera. Esto viste de largo y viene de lejos: preferían sin vacilaciones la URSS a los USA y la China "de Mao" fue cubierta de flores. El carca Alain Pyerefitte, por ejemplo, varias veces ministro, ganó fortunas con sus libros de exorbitante propaganda a favor de ese país y de su gran timonel. Castro y las guerrillas latinoamericanas tenían abundancia de hinchas en la derecha francesa, que incluso envió a uno de los suyos, Régis Debray, como plenipotenciario a Cuba y Bolivia. Y no digamos Carrillo, su niño bonito por excelencia.
Hoy ocurre lo mismo. Jean-François Revel escribió cómo se celebraron con champán, en la sede del Frente Nacional, los atentados de Nueva York y Washington. Su presidente, Le Pen, demostró siempre su admiración y más ferviente apoyo al tirano Sadam Hussein, como Chirac y Villepin. Con estos ejemplos –y hay muchos más– basta para no extrañarse de que la derecha francesa hiciera campaña virtual contra Bush en las elecciones norteamericanas y a favor de Prodi en las italianas.
Aunque algo arrinconadas por los miserables eventos callejeros, las elecciones italianas fueron comentadas, y oí a la responsable de Figaro Magazine declarar febrilmente que Berlusconi constituía una mancha –un pecado– para Europa. Lo único que lamentan ahora es la diminuta victoria de Prodi. Este no es un hombre "nuevo"; ya fue primer ministro y fracasó, y presidente de la Comisión Europea, donde pudo demostrar su ineficacia, salvo en la ayuda a los terroristas palestinos. Es lo peor que ha parido la burocracia política europea, pero como es de izquierdas, la derecha gala le aplaude.
Los miserables eventos callejeros han concluido como debían concluir: en agua de borrajas. Se instala un toque de queda consentido. Si no fuera por la prensa que lo afirma machaconamente, la izquierda no sabría si ha ganado o no. Y sigue sin saber qué es lo que ha ganado. No ha propuesto nada y, cuando esto se les reprocha, afirman que tienen armarios repletos de propuestas. Pero están cerrados y han perdido las llaves. Los sindicalistas proclaman que han luchado –y lucharán– contra la "precariedad", por la seguridad del paro y, subsidiariamente, del empleo. En realidad, luchan por conservar el sistema burocrático actual, que les concede exorbitantes privilegios; con menos del 9% tienen el monopolio absoluto de la representación del conjunto de los asalariados.
Lo más popular
-
Un informe deja en evidencia el profundo desconocimiento de Mónica García sobre la sanidad española -
Derribos Omella: el arzobispo desacraliza la iglesia del Espíritu Santo de Barcelona y suspende a divinis al párroco -
Almeida y Teresa Urquijo en Las Ventas, un año después de su primera aparición pública -
La ONU reconoce que las cifras de fallecidos en Gaza que daba Hamás son totalmente falsas -
El enfado de Ayuso con Lobato y su indignación con Mónica García: "Quieren reventar la sanidad de Madrid"
Ver los comentarios Ocultar los comentarios