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EDITORIAL

El ámbito vasco de verificación

Para demostrar que los etarras sólo albergan en su corazón un ansia infinita de paz, a lo que se procede es a sacar fuera del "ámbito de verificación" a quienes pudieran dar la impresión de ser quizá un poco renuentes a caer en el embrujo presidencial.

"Se trata de la detención de dos presuntos miembros de la banda y no se trata de los elementos que han estado siendo analizados en el ámbito de la verificación", nos ha asegurado el secretario de Estado de Interior, Antonio Camacho, exhibiendo las razones por las que no ha sido cesado de su puesto por el nuevo ministro. Zigor Merodio, uno de los dos "presuntos miembros de la banda" detenidos, está incluido desde 2001 en los carteles de terroristas peligrosos de la Policía Nacional y es un hombre de confianza del actual jefe militar de ETA, Txeroki. Cabe preguntarse que está verificando exactamente el Ministerio de Rubalcaba, si las actividades de terroristas como él no están incluidas.

La verificación del Gobierno demuestra así mostrar una ética, y una fiabilidad, aún más endeble de lo que se creía. Pues para demostrar que los etarras sólo albergan en su corazón un ansia infinita de paz, a lo que se procede es a sacar fuera del "ámbito de verificación" a quienes, con sus actos, pudieran dar la impresión de ser quizá un poco renuentes a caer en el embrujo presidencial.

Así, los etarras que han enviado cartas de extorsión en las que exigían a unos veinte empresarios del País Vasco y Navarra entre 18.000 y 60.000 euros a cada uno están evidentemente fuera del ámbito de verificación. Asimismo, los recaudadores de los bonos con los que, desde las herriko tabernas, se financia a ETA y que han obtenido estos meses 72.000 euros, tampoco están incluidos dentro de ese ámbito de verificación. Y, por supuesto, los etarras que han robado 21 coches y montado un arsenal de explosivos en Francia, o los etarras que en España han llevado a cabo 34 actos de terrorismo callejero, como el de Barañáin, jamás podrían ser incluidos en el ámbito de la verificación.

Cabría pensar que, aunque por algún "desliz" imperdonable no se estuviera verificando la actitud pacífica y generosa de un número indefinido de etarras, en el momento en que éstos fueran sorprendidos en actividades poco compatibles con un alto el fuego pasarían inmediatamente a formar parte de esos famosos "informes" redactados por Telesforo Rubio –no se sabe si en Gobbelas como su testimonio ante la comisión del 11-M–, provocando que la celebérrima verificación diera un resultado negativo. Pero no, si no se está incluido en una misteriosa lista de "elementos analizados", da lo mismo lo que se haga, que se considerará que la banda en su totalidad está dispuesta a dejar las armas.

El ámbito de verificación de Rubalcaba y los suyos, por tanto, más parece un "ámbito vasco de verificación", que al igual que el "ámbito vasco de decisión " no es más que una leve variación de la ley del embudo. Si éste último consistía, básicamente, en que los españoles debían acatar lo que decidieran los nacionalistas vascos, el primero parece reducirse a verificar que no prosiguen con su actividad criminal sólo aquellos que, efectivamente, no prosiguen con su actividad criminal. Y si lo hacen, salen inmediatamente del ámbito de la caradura de Zapatero y Rubalcaba.

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