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Ignacio Villa

La vuelta a la libertad

Lo que era normal sólo duró hasta la llegada de Rodríguez Zapatero a La Moncloa, que procedió a desmontar todo lo conseguido con una velocidad que sólo puede ser fruto de la irresponsabilidad o de un pacto bajo cuerda.

Escuchar este lunes, en Durango, a José María Aznar es como regresar a un pasado saludable, de libertad y democracia. Es volver a una etapa de la historia de España muy cercana en el tiempo pero que ahora nos padece bien distante. Un tiempo en el que el presidente del Gobierno hablaba de luchar contra el terrorismo y representaba a los principios democráticos, se defendía a los ciudadanos de bien frente al chantaje del terror, se respetaba el Estado de Derecho, se fomentaba el cumplimiento de la ley, no se acogotaba a la justicia, no se gobernaba en contra de los partidos con representación parlamentaria y se buscaba el bien común por encima de otra consideración. Dicho de otra forma, estamos hablando de un momento en que España vivía en libertad, sin ceder ante las exigencias del terrorismo y en la que todos los ciudadanos se sentían defendidos por el Gobierno.

Todo esto que parece un viejo recuerdo de historia antigua era parte de la vida de España hace poco más de dos años. Lo que era normal sólo duró hasta la llegada de Rodríguez Zapatero a La Moncloa, que procedió a desmontar todo lo conseguido con una velocidad que sólo puede ser fruto de la irresponsabilidad o de un pacto bajo cuerda. Y es que si el presidente del Gobierno no tiene ataduras con ETA, es difícil entender cómo ha llegado tan lejos.

José María Aznar, que ha recibido este lunes el premio José María Pedrosa, ha hablado con toda claridad sobre unas verdades que hasta hace poco tiempo nadie discutía y que Rodríguez Zapatero ha conseguido eliminar del discurso políticamente correcto a toda velocidad. Escuchar de nuevo a Aznar hablando de terrorismo es como despertar de esta pesadilla en la que nos ha introducido el Gobierno socialista. Escuchar a Aznar es recibir un soplo de sentido común, de valentía y de esos principios que Zapatero se empeña en enterrar. Es volver a redescubrir que la honradez política todavía existe, aunque el actual presidente quiera hacérnoslo olvidar con la mayor celeridad posible.

De entre lo dicho por Aznar, el recordar que el presidente Zapatero está legitimando el terror resuena con una fuerza especial. Y es que, analizando con un mínimo de sosiego estas palabras, tienen una sola traducción: Zapatero está destruyendo la democracia española dando a los terroristas toda la iniciativa en un proceso de una paz ficticia y que sólo puede significar la laminación de la situación institucional actual. Aznar le ha cantado las verdades del barquero a un Zapatero que en estos momentos está perdido. Y eso duele. No duden que en pocas horas comenzará la maquinaria socialista a responder. Están nerviosos y han perdido el control. Y eso que sólo pedimos una cosa: volver a la libertad.

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