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El primer triunfo de "Ciudadanos"

Tendría que suponer que la apuesta de Montilla por la pluralidad, el mestizaje y el rechazo de la identidad nacional le llevarían necesariamente a cerrar las oficinas de delación lingüísticas y a desterrar esa práctica infame de la inmersión escolar.

El nacimiento en Cataluña del nuevo partido no nacionalista "Ciudadanos" ha provocado ya corrimientos importantes en el discurso "electoral" del PSC (Partit dels Socialistes de Catalunya). Adivinen en qué dirección. Efectivamente, en el discurso social de "Ciudadanos". Esto nos debería alegrar sobremanera, pero no se dejen llevar por las primeras impresiones.

Vayamos al grano. Sábado, 15 de julio de 2006. Montilla se presenta como candidato a la presidencia de la Generalitat por el PSC en las próximas elecciones autonómicas del 1 de noviembre. Dice sin violentar un ápice sus pestañas: "No hace falta llenarse la boca cada día con la palabra nación". Cierto, pero entonces, ¿qué ha hecho él durante los tres últimos años como secretario general del partido en el gobierno catalán, causante directo de su inclusión en el preámbulo del Estatuto?

Pero bien, no hagamos leña del árbol caído. De sabios es rectificar. Ahora bien, ¿ha rectificado Montilla? Así seguía su frase anterior: "porque la nación es la gente, el barrio, la escuela, el hospital". Vuelta la burra al trigo, ¿no acababa de afirmar que no hacía falta llenarse la boca cada día con la palabra nación? ¿Entonces a qué viene llamar a la escuela, nación, a la gente, nación, al hospital, nación? La escuela es la escuela y el hospital es el hospital, instrumentos reales y concretos de nuestro sistema social para dotarnos de civilización y de seguridad vital. Nada que ver con ese palabro que sólo ha servido para dividirnos y clasificarnos y a él para no ocuparse ni de escuelas ni de hospitales, ni de la seguridad ciudadana, ni del precio de la vivienda durante estos tres últimos años. O, al menos, no lo suficiente.

"Soy hijo de un pueblo de Andalucía, pero soy catalán de elección y de sentimiento". A buenas horas, mangas verdes. Ahora, precisamente ahora, a las puertas de unas elecciones autonómicas con el mundo charnego definitivamente soliviantado por las oficinas de delación lingüística y la denuncia social de "Ciudadanos" contra la exclusión social de la mitad de los catalanes, ahora, precisamente ahora, nos sale con el cuento del origen. ¿Se imaginan ustedes que un catalán en Andalucía dijese que es "hijo de un pueblo de Cataluña, pero andaluz de elección y sentimiento"? Yo no me lo imagino. Hay una necesidad sobreañadida de remarcar la adhesión. Ningún catalán lo haría porque nadie le arrincona a ello ni siente la necesidad de remarcar algo que no tiene valor añadido alguno. Ser catalán o andaluz es sólo un accidente de nacimiento, nada más, sentirse esto o lo otro, una libertad; pero enfatizarlo de esta manera, una necesidad de hacerse perdonar un pecado original de nacimiento o una mentira electoral. Supongo que habrá otras posibilidades, pero a mí no se me ocurren.

Le traduce El Periódico: "Con Montilla en el cartel, el partido persigue [...] una Catalunya popular, plural, mestiza, trabajadora". A mi no se me ocurre, sin embargo, traducirlo así, porque si lo hiciera tendría que suponer que su apuesta por la pluralidad, el mestizaje y el rechazo de la identidad nacional le llevarían necesariamente a cerrar las oficinas de delación lingüísticas y a desterrar esa práctica infame de la inmersión escolar por la cual la mitad de los niños de Cataluña no pueden estudiar en su lengua materna. Debería aplicar las reglas del CAC a sus propios medios de comunicación. Debería dedicar el discurso de fin de año a denunciar las prácticas totalitarias de algunos catalanes violentos y muchos responsables políticos y mediáticos contra las ideas no nacionalistas y aquellas organizaciones que las sostienen. Debería restaurar la bandera constitucional en todos los ayuntamientos y edificios oficiales de Cataluña junto a la senyera. Debería destinar el caudal derrochado de dinero público en asuntos identitarios a la comprar de material informático suficiente para que cada alumno disponga de un ordenador en la escuela además de libros gratuitos...

Pero todo eso no lo hará. Porque sólo es la necesidad de que su electorado engañado durante tantos años siga desactivado una elección más. Esa es la diferencia con el recién creado partido de los "Ciudadanos": nosotros sí lo haremos.

Si tienen alguna duda sobre mi seguridad en que nos está vendiendo gato por liebre reparen en la presentación que le hacía Maragall: "Es el mismo proyecto con un nuevo liderazgo". Es decir, los mismos perros con distintos collares. Y sigue: "es la renovación necesaria para desarrollar todas las potencialidades que brinda el Estatut". Para echarse a temblar. Es incompatible desarrollar el Estatut y respetar la pluralidad. Montilla le contestó: "Gracias, Pascual, por el trabajo que has hecho, por el que haces y por el que harás; gracias por tu tozudez, tu complicidad y tu generosidad".

Ustedes mismos.

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