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Marcelo Birmajer

Junto a mis hermanos cristianos

No hace falta que mis hermanos cristianos se conviertan al judaísmo, ni que yo abandone mi fe a favor del cristianismo. Nos unen pilares básicos: el respeto por la diferencia.

Desde hace ya más de un año he encontrado en Libertad Digital un refugio al muy corpóreo fantasma de la intolerancia, que recorre el mundo de la mano del fundamentalismo islámico, montado en el silencio de intelectuales occidentales aterrorizados.  No es sólo un sitio en el que me enorgullezco de poder plasmar mis ideas, sino, mucho más importante, una de las pocas reservas ecológicas del pensamiento libre, una especie en franca extinción.

Mientras se trató de atacar a la Iglesia, que en la segunda mitad del siglo XX ha carecido completamente de poder militar, los intelectuales occidentales se sumaron con ardor a la defensa de las libertades públicas. Mientras se trató de atacar a los judíos, cuyas represalias contra la libertad de expresión son inexistentes, los intelectuales occidentales progresistas se sumaron con pasión a la defenestración de Israel y su pueblo. Pero ahora que se trata de defender el pensamiento libre del ataque de millones de musulmanes armados y fanatizados, que sólo en las últimas semanas han matado a una monja, quemado un par de iglesias y amenazan con asesinar al Papa, pues los mismos intelectuales de Occidente protestan con vigor… contra el Papa.

Debo, en esta ocasión, tender mi mano a mis hermanos cristianos; a través de mis hermanos cristianos de Libertad Digital. Debemos estar juntos, más unidos que nunca, en defensa de la libertad de expresión, en defensa de la vida y de la paz. La tolerancia no implica indiferenciación: seguiremos discutiendo acerca del Mesías y del Nuevo Testamento. Yo no pienso golpear a nadie que me hable en contra de la Ley del Talión. No luchamos para convencernos unos a otros: luchamos para poder convivir en la diferencia.

No hace falta que mis hermanos cristianos se conviertan al judaísmo, ni que yo abandone mi fe a favor del cristianismo. Nos unen pilares básicos: el respeto por la diferencia. Y eso es lo que nos diferencia de los fundamentalistas islámicos que vienen a degüello con sus cimitarras en ristre. Como tantas veces me sentí acompañado por mis hermanos deLibertad Digital, hoy me toca a mí tenderles la mano. Frente al ataque del fundamentalismo islámico contra la Cristiandad, aquí hay un judío dispuesto a defenderlos, contra viento y marea.

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