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EDITORIAL

Aguirre y el patriotismo

Los nacionalistas, incapaces de concebir una forma de pensar distinta a la suya, intentan descalificar al PP como "nacionalista español" sin darse cuenta de que, al contrario que el suyo, el sentimiento nacional español es inclusivo.

Esperanza Aguirre ha sido protagonista este domingo por partida doble. Por la mañana, aun felicitándose por unos resultados menos malos de lo esperado, criticó la labor de su partido en Cataluña por haberse presentado demasiado "deseoso de pactar con los nacionalistas" y se felicitó por el aire de libertad que traerá Ciudadanos al Parlamento catalán, donde se volverá a hablar castellano, como sucedía cuando al frente del PPC estaba Alberto Fernández Díaz. También denunció el profundo machismo del PSOE, cuyas "feministas" –de cuota, claro– callan mientras el alcalde enamorado de Fidel Castro descalifica a una candidata popular a la Alcaldía al asegurar que fue escogida por su aspecto.

Por la tarde, reivindicaba con orgullo el patriotismo de su partido. Fue Charles de Gaulle quien diferenció entre patriotismo, como amor por lo propio, y nacionalismo, que es el odio por los demás pueblos. Los nacionalistas, incapaces de concebir una forma de pensar distinta a la suya, intentan descalificar al PP como "nacionalista español" sin darse cuenta de que, al contrario que el suyo, el sentimiento nacional español es inclusivo. Por eso, ni el PP ni Ciudadanos tienen problema alguno con el catalán, por ejemplo, pero los nacionalistas sí lo tienen con el castellano.

Ciudadanos puede convertirse en la opción de voto de quienes jamás pondrían en la urna una papeleta del PP, pero están horrorizados ante la deriva del Gobierno de Zapatero, tanto en sus cesiones a ETA como en su afán por disgregar España. De Rajoy depende que no se convierta también en una opción de muchos de sus votantes, hastiados de la tibieza. Se equivoca el líder del PP si cree que puede limitarse a desdeñar al nuevo partido con vocación nacional nacido en Cataluña, hecho ya de por sí milagroso. Sólo si escoge la senda de firmeza en los principios y en las ideas que tan bien representan personas como Esperanza Aguirre, y huye del centrismo de todo a cien de los Gallardón y Piqué, podrá evitar que muchos de los votantes de su partido, muy a su pesar, acaben abandonándolo.

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