Hace unos 60 años, el socialismo ya era parte del Gobierno en Chile y hacía los disparates que acostumbra y que han llevado a casi todos los socialismos reales del mundo a caer por su propio peso. Viendo tantas tonterías, el periodista y escritor de la época Jenaro Prieto se refería al país como "Tontilandia".
El socialismo, en efecto, echó a perder mucho a Chile. Hace 80 años teníamos un ingreso per cápita superior al de Japón. Hoy tenemos uno que es la quinta parte. Mientras que Japón nunca ha sido gobernado por socialistas, Chile los ha sufrido durante muchos años.
En Santiago teníamos un Metro bueno y un transporte colectivo que no era tan bueno, por estar regulado, pero que, tras ser parcialmente liberalizado, atendía bien a los usuarios pobres, en el sentido de que los trasladaba con rapidez, por poco dinero y a donde necesitaban ir.
Entonces, los socialistas inventaron un plan que ha echado a perder el Metro y que a un número grande de pobres no los transporta ni desde ni hacia donde necesitan ir. Es más lento y está costando un ojo de la cara. Peor aún, ahora amenaza echar a perder lo único bueno de Ricardo Lagos (presidente del 2000 al 2006) y fue bueno porque no era una medida socialista: las autopistas concesionadas.
Entonces, en medio de este caos que ellos mismos han provocado, ahora necesitan distraernos y dicen que van a "eliminar el lucro" de la educación.
El lucro es la ganancia que se obtiene por un trabajo, pero a los socialistas sólo les gusta el que se obtiene sin trabajar. Por eso usaban los gastos reservados para aumentarse los sueldos; típico lucro socialista. Todos los escándalos fiscales de estos 17 años provienen del mismo afán de lucro. Y no hablemos de los más de 200 millones de dólares anuales en beneficios que le regalan a la extrema izquierda guerrillera, para mantenerla tranquila y como "indemnización" por el perjuicio que le infirieron los militares, al impedirle tomar el poder por las armas. Lucro indebido, porque, jurídicamente, la frustración de un objeto ilícito nunca podría dar lugar a indemnización.
El hecho es que ahora quieren prohibir un trabajo remunerado legítimo como el que más: educar a los pobres. Los socialistas no quieren que ni tú ni nadie pueda ejercer ese oficio en una escuela subvencionada y ganarse la vida en eso.
Pero son socialistas, no tontos. Saben que todo es una patraña. Confían en que tú seas el tonto y te la vayas a tragar. Pues las escuelas en que peor se enseña hoy son, precisamente, las que no tienen fines de lucro, las municipales. Y las que funcionan mejor son las particulares, que sí lo tienen. Obvio, no las van a eliminar. Los socialistas saben que el lucro no se puede eliminar por ley, como te lo quieren hacer creer. Pues, ¿qué crees tú que sucede si la ley le prohíbe al dueño de una escuela retirar sus ganancias? Que las reinvierte en ella. Entonces la escuela vale más y el dueño se hace más rico. Lucra igual. Por eso, lograr el control de una fundación sin fines de lucro pobre vale menos que lograr el de una fundación sin fines de lucro rica. Entonces, el que tiene el control, en definitiva, aunque no retire un peso de ganancia, igual lucra.
Lo que quieren los socialistas, una vez más, usando las palabras y las comunicaciones –que controlan con nuestra plata–, es distraerte de los problemas que ellos te han provocado y alinearte políticamente con la consigna de "no al lucro en la educación". Que no te metan el dedo en la boca otra vez. Ya no te caben todos los que te han metido en estos 17 años. Tontilandés, despierta de una vez.