Menú
Fundación Heritage

Preguntas frecuentes sobre Irak

Probablemente hará falta tener tropas de combate por lo menos otros tres años más, aunque reduciendo gradualmente su número. Los asesores deberán quedarse mucho más tiempo para ayudar en el entrenamiento de las fuerzas iraquíes.

James Phillips

Hay muchos malentendidos sobre la guerra que distorsionan el debate actual sobre la política de Estados Unidos en Irak. Por más que quienes buscan anotarse puntos intentan a menudo reducir la guerra a simples eslóganes, la situación sobre el terreno es compleja y no se describe adecuadamente en debates llenos de lemas o de retórica de campaña electoral.

La guerra en Irak es ahora un frente importante en la guerra global para combatir a Al Qaeda y es vital para el resultado de las iniciativas de Estados Unidos para hacerle frente a Irán. Al mismo tiempo, Irak es el sitio donde se está desarrollando una insurgencia sangrienta que amenaza con estallar en una verdadera guerra civil. Estados Unidos se juega mucho en este conflicto y una retirada en estos momentos provocaría graves consecuencias: violencia sectaria en masa, una catástrofe humanitaria y la creación de un Estado fracasado que serviría como trampolín a las fuerzas islámicas radicales para desestabilizar a estados vecinos y lanzar ataques terroristas contra una amplia variedad de objetivos incluyendo posiblemente alguno dentro de Estados Unidos.

Como parte de un esfuerzo para fomentar un debate informado sobre la guerra en Irak y las consecuencias de perder esta guerra, este informe cubre los errores más comunes sobre la situación en Irak.

No encontramos armas de destrucción masiva (ADM) ni conexión directa con Al Qaeda. Sabiendo lo que ahora sabemos, ¿deberíamos haber invadido Irak?

Sí. El régimen de Sadam Hussein era una amenaza importante para los intereses norteamericanos y para la región en su conjunto. Estados Unidos no estaba solo en la creencia de Saddam Hussein tuviese ADM, razón por la que el Consejo de Seguridad de ONU había adoptado más de una docena de resoluciones desde 1990 para obligar al régimen a desarmarse, amenazándolo si no lo hacía con "serias consecuencias" e incluso autorizando a los estados miembros de la ONU "el uso de todos los medios necesarios" para obligar a Irak a acatar las resoluciones.

Aunque no se encontraron ADM, algunas pudieron haber sido enviadas a Siria en los convoyes de centenares de camiones que cruzaron la frontera justo antes de la intervención liderada por Estados Unidos y durante las primeras semanas de lucha. Por otra parte, se encontraron misiles prohibidos dentro de Irak, una clara violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y del alto el fuego que terminó la primera guerra del Golfo en 1991.

Además, la amenaza para Estados Unidos no se limitaba a las ADM o los misiles. El régimen de Irak intentó asesinar al anterior presidente Bush durante su visita a Kuwait en 1993, apoyó una amplia variedad de grupos terroristas que actuaban contra aliados norteamericanos, incluyendo a Israel, y disparaba rutinariamente contra los aviones de guerra de Estados Unidos que hacían respetar las zonas prohibidas de vuelo. Durante su paso por el poder, Sadam invadió dos países, disparó misiles contra otros tres, usó armas químicas ilegales contra su propia gente e Irán y dejó tras él por lo menos unas 300.000 víctimas en fosas comunes.

Derrocar a Sadam fue lo correcto. El hecho de que el Consejo de Seguridad de la ONU sigue autorizando la presencia militar de Estados Unidos en Irak es señal de que la comunidad internacional sigue deseando nuestra presencia allí. Estados Unidos es un lugar mucho más seguro ahora, a pesar de todas las actuales dificultades, porque se ha librado para siempre de la amenaza potencial que planteaban los programas de ADM de Sadam, los cuales habrían podido rehacerse fácilmente si su régimen hubiese sobrevivido.

¿Es Estados Unidos capaz de ganar la guerra en Irak? ¿Qué se consideraría como una victoria?

Sí, la guerra en Irak se puede ganar. Ganar sería ayudar a los iraquíes a establecer un Gobierno estable que sea un aliado en la guerra contra el terrorismo, en contraste con el Irak de un Sadam que era enemigo en esa lucha. Sería una victoria importante. Es verdad que Irak será un lugar violento durante muchos años. Pero algunas de las fuerzas que lo hacen violento –islamistas radicales y partidarios baasistas de Sadam– son enemigos jurados de Estados Unidos. Si les damos la espalda en este momento, su amenaza sólo crecerá.

Después de capturar con éxito a Sadam Hussein, ¿no debería centrarse Estados Unidos en encontrar a Bin Laden en vez de intentar imponer la democracia a una sociedad que no la desea?

La guerra en Irak es un tipo de lucha distinto a la búsqueda de Bin Laden. Requiere recursos distintos y una estrategia diferente. Ambas cosas se pueden llevar a cabo de forma simultánea; no son excluyentes. Estados Unidos ha estado centrado en capturar o matar a Osama bin Laden desde el 11-S. Eso no ha cambiado. Algunos opositores de la guerra en Irak argumentan que centrarse en Irak desvió la atención de la búsqueda de Bin Laden. Pero Bin Laden ya se había escondido refugiándose en la frontera afgano-pakistaní dieciocho meses antes de la guerra de Irak. No hay razón para creer que Osama bin Laden habría sido capturado si no hubiese habido guerra en Irak.

También es erróneo concluir que los iraquíes se oponen a la democracia. La mayoría de los iraquíes quieren la democracia y en cada nueva cita electoral han sido más los votantes. Si Estados Unidos se retira de Irak antes de que tenga un Gobierno estable capaz de defenderse por sí mismo, tipos como Bin Laden contarán con un refugio seguro desde el cual atacar a Estados Unidos otra vez.

¿Por qué los soldados de Estados Unidos deben perder la vida librando la guerra civil de otro país?

Nuestro enemigo, Al Qaeda, busca provocar una guerra civil bombardeando mezquitas y santuarios chiítas. Si nos vamos y permitimos que los terroristas de Al Qaeda tengan éxito, convertirán Irak en una base para atacarnos, al igual que convirtieron Afganistán en una base para atacarnos. La administración Clinton decidió que Estados Unidos no tenía nada que hacer en la guerra civil de Afganistán en los años 90. Solamente después que los talibanes permitieron que Al Qaeda operase desde su territorio descubrimos, demasiado tarde, que sí teníamos intereses allí. Un Irak talibanizado sería como un Afganistán atiborrado de esteroides y alimentado con las ganancias petroleras iraquíes. Estados Unidos no puede permitir esto.

¿Cómo se le puede poner a esto un nombre distinto a guerra civil?

Aunque Al Qaeda intenta provocar una guerra civil, Irak no está en una verdadera guerra civil. El conflicto actual es una lucha por el poder entre un Gobierno elegido y muchas organizaciones diversas que intentan imponer sobre otros sus opiniones totalitarias usando la violencia. La mayoría de los iraquíes desea ver el fin de las hostilidades y apoyar al Gobierno. Tampoco es inevitable que explote una verdadera guerra civil. Si sucediese, no obstante, esa guerra será mucho más violenta que el actual conflicto. Evitar que eso suceda es crucial para la seguridad de Estados Unidos a largo plazo. Está en el interés nacional de Estados Unidos evitar que Irak se convierta en un estado fallido donde Al Qaeda y otros grupos terroristas prosperen y construyan bases desde donde puedan lanzar sus ataques.

Las encuestas demuestran que más de la mitad del pueblo iraquí quiere que nos vayamos. ¿No deberíamos respetar su deseo?

La mayoría de iraquíes desea una mejora en su situación de seguridad y algunos creen equivocadamente que una retirada de las tropas norteamericanas ayudaría a mejorar la seguridad de alguna manera, quizás porque piensan que sus milicias locales podrían hacer un trabajo mejor. Pero potenciar milicias rivales socavaría finalmente la seguridad de todos los iraquíes. Washington debe respetar los deseos del Gobierno que los iraquíes eligieron y cooperar con él para restaurar la seguridad. Las tropas norteamericanas no deben irse hasta que el Gobierno de Irak sea lo bastante fuerte como para proteger a los iraquíes contra insurgentes y terroristas.

¿No es hora ya de que el Gobierno y el ejército iraquíes asuman el control?

El Gobierno y el ejército iraquíes están asumiendo gradualmente el control de Irak pero siguen siendo demasiado débiles para encargarse del país entero. Darles demasiado para que lo hagan demasiado pronto sería arriesgarse a caer en una situación peor. Estados Unidos ha entrenado y equipado a 346.000 iraquíes en las fuerzas armadas (152.000) y en las fuerzas policiales (194.000). Las fuerzas de seguridad iraquíes están constantemente mejorando y cargando sobre sus hombros una mayor parte de la responsabilidad. Participan en la mayoría de las operaciones militares de la coalición y sufren mayores bajas que las fuerzas norteamericanas.

¿Qué se puede hacer para acelerar la retirada de las tropas de Irak?

Cuanto más pronto se entrene, se equipe y sean capaces de operar de forma autónoma las tropas iraquíes de seguridad, más pronto podrán irse las tropas de Estados Unidos. Una mayor participación árabe sunní en el gobierno iraquí también ayudaría a minar el apoyo sunní a la insurgencia y fortalecería al Gobierno, permitiendo retirar las tropas norteamericanas más rápidamente. Aún no está muy claro exactamente cuándo las tropas de Estados Unidos podrán retirarse sin arriesgar un revés en la seguridad de Irak y los intereses nacionales de Estados Unidos. Probablemente hará falta tener tropas de combate por lo menos otros tres años más, aunque reduciendo gradualmente su número. Los asesores deberán quedarse mucho más tiempo para ayudar en el entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes.

¿Cómo han afectado nuestras acciones en Irak las relaciones con otros países?

Las acciones de Estados Unidos en Irak han complicado las relaciones con algunas naciones. Eso no las convierte en menos necesarias o importantes. El Consejo de Seguridad de la ONU continúa apoyando la misión de Estados Unidos y de las fuerzas de la coalición en Irak; el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, advirtió recientemente que una retirada prematura de las tropas norteamericanas tendría consecuencias desastrosas. Entre los vecinos de Irak, sólo las dictaduras de Irán y Siria desean ver una pronta retirada de Estados Unidos. Washington debería lanzar una campaña de diplomacia pública para explicar a los gobiernos y a la gente de otros países que los esfuerzos norteamericanos para estabilizar Irak son esenciales para la protección del pueblo iraquí contra terroristas despiadados que intentan exportar su revolución y los atentados suicidas mucho más allá de las fronteras de Irak.

¿Y después de Irak, qué? ¿Con qué amenazas tendremos que enfrentarnos?

Las dos amenazas clave de Oriente Próximo son Irán y Al Qaeda. Ambos tienen todas las de ganar si Estados Unidos retira prematuramente sus fuerzas de Irak. Al Qaeda se vería libre para instalar bases que exporten el terrorismo a los vecinos de Irak y a otros objetivos alrededor del mundo. Irán se convertiría en la influencia foránea dominante en Irak. Terminar la labor en Irak trabajando para construir un Gobierno estable que sea un aliado en la guerra contra Al Qaeda y que ayude a contener a Irán servirá para que Estados Unidos pueda enfrentar amenazas futuras.

©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

James Phillips es investigador especializado en estudios de Oriente Próximo del Instituto Kathryn and Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales de la Fundación Heritage.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios